Es un hecho que la Reina Letizia tiene que viajar y le gusta. Además de sus desplazamientos privados, su labor como Reina de España le impone una serie de traslados tanto por el territorio español como por el extranjero. Esa vocación viajera podría haberla heredado de su abuela paterna, Menchu Álvarez del Valle, de la que también heredó su pasión por el periodismo.
La locutora no da muchas entrevistas, pero de vez en cuando ofrece algunas declaraciones y desvela algunos detalles de su vida, aunque siempre ofreciendo poca información sobre los Reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, a los que por cierto está muy unida. La abuela de la Reina comentó así su pasión viajera con 'Viajar, Vivir y Saborear', donde desveló algunos viajes que le han marcado, así como un episodio que pudo ser fatal.
Menchu Álvarez del Valle recordó su luna de miel con Jesús Ortiz Velasco, con el que se casó en los años 40 del siglo XX. La pareja se trasladó a Covadonga, uno de los enclaves más bellos de Asturias, que en aquel tiempo estaba en obras. Allí sucedió algo que terminó en un gran susto: "Mientras mi marido dialogaba con el jefe de obras, yo me apoyé en la barandilla sobre la cascada. Seguía absorta en aquella belleza que, desde allí, ampliaba mi visión. La barandilla estaba superpuesta, y empezó a doblarse sin que yo lo percibiese. En el último segundo, y a punto de caer sobre la cascada, mi marido, que estaba de espaldas, intuyó el peligro. Reaccionó rápidamente, tirando de mi abrigo, y los dos caímos hacia atrás. Quizás puedo vanagloriarme de haber renacido en Covadonga", recuerda la locutora.
Una segunda luna de miel
La abuela de la Reina Letizia tiene un viaje guardado en su memoria con mucho cariño. Después de que cayera el Muro de Berlín en 1989, Menchu Álvarez del Valle y su marido viajaron hasta Moscú en autobús, toda una aventura que recuerda como una segunda luna de miel, y en este caso menos accidentada que la primera: "Yo estaba recién prejubilada, y allá nos fuimos mi marido y yo a recorrer los 4.021 km que nos separaban del lugar elegido. Confieso que los primeros días fue difícil aguantar horas y horas en un autobús. La experiencia fue maravillosa: Francia, Alemania, Polonia, Bielorrusia, y por fin Moscú. Contemplar paisajes, costumbres, monumentos, pueblos de solo casitas, caracteres, sorpresas a la hora de alimentarnos. Todo era nuevo y sorprendente. Luego San Petersburgo, en este caso en el tren Flecha Roja. Fue tan hermoso e ilusionante viaje que se nos antojó como de novios".
La locutora ha hablado también de lo mucho que le gusta ir a la Costa del Sol, lugar en el que sus hermanos tienen un apartamento y que comenzó a frecuentar cuando se quedó viuda: "Comenzó como refugio en el apartamento de mis hermanos, cuando falleció mi esposo. Luego seguimos para pasar allí la primavera que aquí en Asturias raramente tenemos. Mientras en la Costa del Sol el solecito es permanente y la gente encantadora", añadió Menchu Álvarez del Valle, que aunque es una enamorada de Asturias, la tierra que tan bien le acogió desde los 16 años, también reconoce lo mucho que le gusta disfrutar de la Costa del Sol.