Meghan Markle sigue arrasando en su gira por Oceanía y no solo por su estilismo y su belleza, sino por su carisma, su don de gentes y también por su profesionalidad y su compromiso, que han quedado demostrados con su discurso feminista con el que se celebró el 125º aniversario del sufragio femenino en Nueva Zelanda.
Pero desde el otro lado del mundo llegan nubarrones, y esta vez no es cosa de Samantha Markle, medio hermana y azote de la Duquesa de Sussex, sino de un amigo de Trevor Engelson, exmarido de Meghan Markle.
Un embarazo que nunca llegó
Daily Mail publica una información basada en las palabras de esta persona, que señala que Meghan Markle exigió al productor un contrato posparto en caso de que se quedara embarazada y diera a luz al hijo de ambos. La petición fue en 2011, cuando la pareja pensó en tener una descendencia que finalmente no llegó.
Al parecer, estos contratos no son una novedad en Los Angeles, y en ellas se firma cómo se van a repartir las tareas y responsabilidades de cada progenitor. Sin embargo, la entonces actriz habría querido centrarse en otros asuntos. En concreto, pidió que Engelson le pagara un entrenador personal y un nutricionista que trabajara para ella durante el embarazo y tras dar a luz. El deseo de Meghan Markle era que el posible embarazo no afectara a su cuerpo. Finalmente, el estado de gestación le ha llegado en 2018 y de la mano del Príncipe Harry.