Una cena de gala con cuatro tiaras
Federico y Mary de Dinamarca salieron del Dannebrog, el lugar en el que se alojan y que les llevó de Dinamarca a Oslo. Allí se pudo apreciar que Mary de Dinamarca ha querido ejercer de Reina y ha optado por una de las tiaras del joyero real que ya están a su disposición y que, al contrario de lo que ocurre con las joyas de la Corona, sí pueden salir del país.
Se trata de una pieza que perteneció a la Reina Lovisa, después a la Reina Alejandrina, luego a la Reina Ingrid, y después, a la Reina Margarita II, que comenzó a llevarla tras su subida al trono después de la muerte de su padre, Federico IX. Con esa diadema posó en su primera foto oficial como Reina, y una foto con la Tiara Pearl Poiré se eligió como la oficial para su abdicación.
Quiso por tanto Mary de Dinamarca no solo hacer un guiño a su suegra al llevar su tiara favorita, así como los pendientes y el broche del aderezo, sino demostrar que ahora ella es la Reina de Dinamarca. Consorte, eso sí. Con la tiara nupcial, el efecto no hubiera sido el mismo y Mary de Dinamarca no da puntada sin hilo.
Y hablando de puntadas e hilos, mención aparte merece su vestido. A la Reina Mary le gusta retocar sus viejos vestidos de gala para seguir usándolos y que parezcan nuevos, y así lo hizo para la cena de gala. Sacó de su vestidor el traje lavanda de Birgit Hallstein que había llevado en la boda de Carlos Felipe y Sofia de Suecia el 13 de junio de 2015 y lo mandó retocar para reducir el largo de la falda, ampliar el cinturón o colocar una organza sobre los hombros. El resultado fue todo un acierto.
Mientras un joven saxofonista tocaba, fueron haciendo su aparición los royals asistentes a la cena. Harald de Noruega iba del brazo de Mary de Dinamarca. El Monarca noruego llevaba la Orden del Elefante. Detrás caminaba el Rey de Dinamarca, con la Orden de San Olav, junto a Sonia de Noruega, con la Orden del Elefante y la Tiara de Esmeraldas y el resto del aderezo de esta pieza destinada para las Reinas de Noruega y que a Sonia de Noruega le gusta especialmente.
Posteriormente caminaban el Príncipe Haakon, que llevaba la Orden del Elefante, al igual que la Princesa Mette-Marit, que se colocó la Tiara de Amatistas y el broche de aguamarinas de la Reina Maud. Cerrando la comitiva estuvo la Princesa Astrid, que pese a sus problemas de movilidad, en ciertos momentos prescinde de la silla de ruedas. La hermana de Harald de Noruega se adornó con la Tiara de Turquesas de la Reina Alexandra, una pieza del joyero británico que fue heredada por su hija Maud, Reina de Noruega.
En la cena, la Reina Sonia se sentó junto a Federico X, que tenía al otro lado a la Reina Mary, y al lado de ella, el Rey Harald. Hubo discursos recordando anécdotas, la buena relación familiar o el 20 aniversario de boda de los invitados. En la cena de gala, con 201 comensales, se sirvió espárragos noruegos con crema de huevo, achicoria y panecillos, tartar de zanahoria, fletán y como postre, frambuesas y chocolate.