Durante su estancia, los Marinos Reales decoraron un iglú con fotos de los Duques de Sussex para que no echara tanto de menos a Meghan Markle en San Valentín. El Príncipe Harry les agradeció el gesto y les llamó frikis. Poco después, y según The Sun, cogió un jet privado en Noruega para llegar a tiempo para cenar con la Duquesa de Sussex, lo que ha costado unos 30.000 euros a los contribuyentes.
Facturas que desaparecen
Este escándalo se une a lo que ha contado la periodista Katie Nicholl, que en un documental de Channel 5 ha revelado que el Duque de Sussex se fue sin pagar del hotel de Las Vegas en el que protagonizó un tremendo escándalo al jugar al strip poker y ser fotografiado. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, pero al menos la juerga le salió gratis, ya que el dueño del hotel, Steve Wynn, hizo desaparecer la factura.
En otra ocasión, el Príncipe Harry estaba de fiesta con su novia de entonces, Chelsy Davy y con unos amigos en un club de Mayfair (Londres). Cuando se acercaba el momento de pagar, el camarero llamó al mánager para preguntarle qué tenía que hacer. Su respuesta no se sabe con exactitud, pero la cuestión es que la factura desapareció.