Aunque desde que se hizo mayor fue apodada como la 'Party Princess' por su afición a la diversión nocturna y a la buena vida, los ciudadanos suecos solían tener en alta estima a la Princesa Magdalena, que durante años representó a la perfección su papel como miembro de la Familia Real. Sin embargo, tras su marcha a Nueva York y su boda con Chris O'Neill, su imagen pública ha caído en picado por vivir en el extranjero y por seguir cobrando del erario público pese a su dejadez de funciones oficiales.
Sofia Hellqvist, la princesa perfecta
En el extremo contrario se encuentra su cuñadísima, Sofia Hellqvist, que entró en la Familia Real como un elefante en una cacharrería cuando empezó a salir con Carlos Felipe de Suecia en 2010. Su pasado televisivo no gustó nada a los Bernardotte y tampoco a los suecos, que no veían con buenos ojos que les representara una mujer poco preparada para la tarea y con un currículum poco apropiado para un miembro de la realeza. Sin embargo, Sofia Hellqvist lavó su imagen y se ha metido en el bolsillo a todo el mundo.
La relación entre Magdalena de Suecia y Sofia Hellqvist nunca ha sido fluida, y aunque han intentado demostrar públicamente que entre ambas no hay desencuentros, lo cierto es que la bajada de popularidad de la Duquesa de Hälsingland y Gästrikland frente al ascenso prodigioso de la que es Duquesa de Värmland desde el 13 de junio de 2015 podría haber hecho todavía más mella.
Desde entonces, esta zona se ha convertido en objetivo turístico y ha recaudado una gran suma de dinero, por lo que Dalarna se siente muy agradecido hacia la princesa sueca de moda, que siente un gran cariño por esta tierra. No es extraño que en esta provincia adoren a Sofia Hellqvist, al igual que en gran parte del país. Y es que en poco tiempo se ha convertido en una princesa querida, admirada y respetada que además ha ayudado a mejorar la imagen de su marido, el Príncipe Carlos Felipe.