Al margen del discurso del Rey, del de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, de la abstención de aplausos de Podemos o de la bandera republicana que enarboló un diputado, ha llamado la atención un detalle que pasó desapercibido para muchos, pero que no se le escapó a los fotógrafos que estaban pendientes de la Familia Real en un acto tan solemne.
Más seria que de costumbre
Una vez dentro del Hemiciclo, la Reina Letizia se convirtió en protagonista involuntaria de nuevo a causa de su semblante. Es cierto que la consorte no es especialmente dada a repartir sonrisas al estilo Máxima de Holanda; Doña Letizia es seria habitualmente, solo que esta vez estaba demasiado tensa y en ocasiones con unos ojos que parecía que se le iban a salir de las órbitas.
Cuando más relajada estaba era cuando se dirigió a sus hijas, sobre todo en los momentos previos y posteriores a la ceremonia de Apertura de la XII Legislatura. Quizá los nervios al verse observada por España entera, por encontrarse ante unos parlamentarios entre los que hay unos cuantos detractores de la Corona o por exponer a sus hijas a las críticas, llevaron a Doña Letizia a mostrarse así.