Eliza y Amelia Spencer han recordado a su tía en una entrevista para la revista Tatler en la que aseguran que tenía "talento para leer el corazón de los niños".
Desde que se supo de su compromiso con el Príncipe Carlos de Inglaterra, la por aquel entonces todavía Diana Spencer se convirtió en el objetivo número 1 de los paparazzis, siendo la mujer más perseguida y fotografiada del mundo desde entonces hasta el día de su muerte (en la que tomaron también parte de manera significativa, según la versión oficial que se da de los hechos). Acostumbrada a ello, la Princesa de Gales fue desarrollando técnicas para escabullirse de ellos y así lo han desvelado ahora sus sobrinas Eliza y Amelia Spencer, hijas de Charles Spencer, en una entrevista para la vista Tater.
Las jóvenes apenas tenían 5 años cuando su tía murió, pero aún así guardan algunos recuerdos de la que muchos conocieron como la Princesa del pueblo. Ambas la definen como una persona "increíblemente cálida, maternal y amorosa". De ella emanaba también un espíritu protector con aquellos a los que más quería, especialmente sus dos hijos, aunque también con sus sobrinas.Por este mismo motivo, Diana de Gales no estaba dispuesta a que ninguno de ellos tuviese que sufrir a tan corta edad el acoso de los fotógrafos, algo que no entenderían y que incluso podría llegar a asustarlos. Para ello, sus sobrinas recuerdan que se había inventado una especie de juego para convertir la huida de los paparazzis en un divertimento. "Podría haber sido aterrador para nosotras por ser tan pequeñas y no entender lo que estaba pasando", confiesa Eliza Spencer: "Ella lo convirtió en un juego sobre quién podía llegar antes al coche", recuerda sobre una ocasión que las quiso llevar a la playa de Noordhoek, a las afueras de Ciudad del Cabo donde vivían.
"Nos hizo sentir seguras y no asustarnos"
"Fue sorprendente como nos protegió de una manera que nos hizo sentir seguras y no asustarnos. No teníamos ni idea de lo que estaba haciendo ese momento". Este mismo juego, aunque sin niños, lo hacía la propia Princesa cuando ya no formaba parte de la familia real y no que tenía que mantener la compostura delante de los fotógrafos. A la cabeza de todos viene alguna imagen de Lady Di saliendo de su coche -o yendo hacia él- corriendo como una auténtica atleta para conseguir que se le tomase el menor número de fotos posibles.
Esta inocencia ante lo que estaba ocurriendo venía también motivada por el hecho de que Eliza y Amelia Spencer habían vivido fuera del Reino Unido desde pequeñas, desconocedoras gracias a ello del papel tan relevante que tenía su tía Diana en el mundo. "Ella siempre hizo un esfuerzo por conectarse con nosotras cuando éramos pequeñas y tenía un gran talento para leer el corazón de los niños".La buena imagen y recuerdos que ahora ambas tienen de su tía Diana Spencer a pensar de su prematura muerte también son fruto de lo bien que la conocía el personal de Althorp, finca familiar donde precisamente está enterrada la Princesa y donde la familia se reunía para celebrar las Navidad. Los trabajadores de la familia Spencer contaron muchas historias sobre Lady Di tras su fallecimiento y, gracias a ello, "cuando era niña me di cuenta de la enorme pérdida que supuso para mi padre y mi familia", confiesa Eliza: "Fue después cuando llegué a comprender el significado de la pérdida que supuso como figura en el mundo".