Una pérdida que pilló al mundo entero por sorpresa y que se originó en el interior de un tunel de París. Aunque para desgracia de muchos, Diana de Gales no fue la única víctima en sufrir las graves y fatídicas consecuencias del accidente. Su pareja Dodi Al-Fayed y el conductor del automóvil, Henri Paul, tampoco vivieron para contar y aclarar a todo el planeta lo que verdaderamente ocurrió aquella noche de agosto de 1997. Y es que, a pesar de haber pasado ya 20 años desde lo ocurrido, las especulaciones siguen estando -y más ahora con motivo del 20º aniversario- en boca de todos.
Versiones que ponen en duda lo sucedido y que no terminan de dar un final a esta triste historia. Que si los servicios médicos tardaron más de la cuenta en llegar al lugar de los hechos, que si tardaron mucho en sacar a Lady Di del coche accidentado... Incluso se ha llegado a hablar de una posible conspiración a manos de la Familia Real Británica y el Servicio Secreto Británico. Cualquier hipótesis parece ser posible para un hecho histórico del que todavía no se ha llegado a pasar página.
Ahora, 20 años después de lo sucedido en aquel tunel de París, los londinenses vuelven a echarse a la calle para homenajear a la que fue conocida también como 'la Princesa del pueblo'. Una mujer que presumía de carisma, elegancia y gentileza y que supo ganarse el cariño y la confianza de todos los londinenses. De ahí que muchos de ellos, con la participación también de miles y miles de turistas, hayan querido regresar de nuevo a las puertas del Kensington Palace de Londres para bañar todo su exterior de mensajes, dedicatorias, fotos y múltiples ramos de flores.
Una estampa que nos traslada directamente a aquel 31 de agosto de 1997 y que recuerda los más de un millón de manojos de flores que el pueblo de Londres quiso depositar en este mismo lugar. Algo que, sin duda alguna, otorga mucho más valor y belleza a este majestuoso Palacio de Kensington, ubicado en los jardines del mismo nombre. Una visita obligada para todos aquellos turistas que visiten la capital británica que permitirá descubrir, a su vez, el entorno en el que Diana de Gales vio crecer -aunque por pocos años- a sus hijos el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique de Gales.
Residencia oficial de los duques de Cambridge
Un palacio cuyos orígenes se remontan más de 300 años atrás, cuando Guillermo III de Inglaterra y su esposa, María II, decidieron comprar esta bonita y pintoresca mansión del año 1605 con motivo del traslado de su residencia oficial. Una construcción que se cerró bajo el coste de 20.000 libras y que, en un primer momento, llevaba impreso el nombre de Nottingham House -y no Kensington Palace-. Poco después, se otorgaría el nombre con el que es conocido hoy en día, debido a su ubicación en los jardines de Kensington.
Algo que, con el tiempo, le ha hecho sumar cierta belleza y atracción a su imagen, instalándose en un enclave de abundante vegetación y, también, en uno de los lugares más visitados de Londres. Palacio que, asimismo, habitó y disfrutó la princesa de Gales, dejando para la historia entrañables imágenes junto a sus hijos en sus bonitos jardines. Allí fue donde la fallecida se trasladó con su entonces marido, el príncipe Carlos, y donde también permaneció tras su divorcio con el hijo de la reina Isabel II de inglaterra.
Concretamente, era el apartamento número 8 -como así llaman los ingleses a estas estancias de palacio- donde Diana de Gales, el Príncipe Carlos y sus dos hijos vivían. Apartamentos dedicados a la vida privada de la Casa Real Británica que hoy en día no pueden ser visitados, ya que algunos miembros de la realeza continúan viviendo allí. Aunque, por el contrario, si se permite conocer otras estancias y departamentos de dicho palacio, abierto a todo tipo de público. Allí se puede contemplar, de primera mano, la majestuosidad que guardan los muros de este emblemático edificio, haciendo de sus galerías auténticos escaparates de cine.
Para empezar, y como suele ser habitual en este tipo de visitas, el vestíbulo será la primera estancia con la que uno se encontrará si se anima a descubrir la belleza del interior de Kensington Palace. A partir de ahí, las rutas para descubrir sus diferentes estancias estarán ligadas a la curiosidad de sus diferentes salones, la elegancia que proyecta su bonita escalinata -que comunica con el piso superior- y la singularidad que guardan tanto las dependencias oficiales del rey como de la reina. Lugares que los monarcas utilizaban bien para recibir a sus visitas bien para encontrar la paz y la tranquilidad de su vida cotidiana.
Entre las dependencias de la reina destacan, por ejemplo, el gran comedor y los diferentes detalles provenientes de Japón, India o China que inundaban cada una de sus estancias. Lugares que, sin duda alguna, presumían de elegancia y belleza y de los que ahora podrán disfrutar el Príncipe Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton y sus hijos Jorge y Carlota. Tras una larga estancia en Anmer Hall, el futuro heredero de la corona británica y su familia vuelven a Kensington Palace para instalarse indefinidamente. Allí, los duques de Cambridge se dedicarán, al completo, a sus labores en representación de la Corona.