Ante tantas malas noticias relacionadas con la salud de la Familia Real Británica, ver o saber que está bien resulta alentador. Así, comprobar que el Rey Carlos III se siente lo suficientemente bien para viajar de Londres a Sandringham y dejarse ver yendo a un servicio religioso junto a la Reina Camilla demuestra que, pese a lo demoledor que resultó conocer que tiene cáncer, parece que es cierto que el pronóstico es bueno y que no mentía la Reina Consorte cuando señaló que el Monarca estaba " muy bien, dadas las circunstancias ".
Pero además, existe preocupación por el estado de salud de la Princesa de Gales, que se sometió a una operación abdominal el 16 de enero de 2024 y tras dos semanas en el hospital, se trasladó a su residencia, Adelaide Cottage, para permanecer de baja hasta después de Semana Santa.
Afortunadamente, Kate Middleton va mejorando y se encuentra con las fuerzas suficientes para viajar. Una vez el Príncipe Guillermo cumplió con un doble compromiso oficial, con una ceremonia de investidura en Windsor por la mañana y una gala benéfica por la noche, los Gales se marcharon a Sandringham para pasar allí unos días libres.
Como señala Daily Mail, el Príncipe Guillermo y Kate Middleton, acompañados de sus tres hijos, el Príncipe George, la Princesa Charlotte y el Príncipe Louis, viajaron a Norfolk, donde tienen una residencia al margen de Sandringham House, Ammer Hall. Una fuente cercana a la familia señaló que "Catherine se está recuperando bien. Estaba deseando cambiar de aires y puede estar tranquila en Norfolk".
Cerca del Rey Carlos III
Allí, además de disfrutar de su casa de campo, estuvieron cerca de los Reyes Carlos y Camilla. El Monarca ha optado por quedarse en Sandringham durante su enfermedad, viajando a Londres para recibir en un hospital un tratamiento del que se ha dicho que es pionero y menos invasivo que el habitual.
En estos momentos tan complicados, el Rey permanece siempre apoyado por su esposa, Camilla, y también por su hijo, su nuera y sus nietos mayores. Por su parte, el Príncipe Harry realizó un viaje relámpago a Londres para visitar a su padre al saber que tiene cáncer. Ambos se vieron solo durante 45 minutos debido a que Carlos III estaba cansado tras haber iniciado el tratamiento, pero fue un símbolo de que el deshielo entre padre e hijo ha comenzado.