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Después de años buscando justicia, la ciudadana belga Delphine Boël al fin ha conseguido su objetivo: que el anterior Rey Alberto II de Bélgica se someta a unas pruebas de ADN para comprobar si se trata de su padre biológico. Una decisión que se ha tomado después de que la justicia dictaminase que su padre legal no era su verdadero progenitor.
Su madre, la Baronesa Sybille de Selys-Longchamps, mantuvo una larga relación con el antiguo soberano a finales de los años 60 y fruto de ello habría nacido una niña que ahora, a sus 50 años, busca conocer sus verdaderos orígenes. Algo que se daba ya por hecho pero que carecía de pruebas objetivas.
El Tribunal de Apelación de Bruselas ha admitido a trámite la demanda por considerar que existe un "interés legítimo y suficiente" en las pretensiones de Boël. Es más, el mismo órgano judicial da de plazo al padre del actual Rey Felipe de Bélgica tres meses para que se someta al test genético.
Un proceso largo y complicado
Ante el estupor de la noticia, la prensa belga ya ha contactado con el Palacio Real en busca de respuesta y desde allí el abogado de Alberto II asegura que recurrirán la decisión ante el Tribunal de Casación de Bruselas. En caso de que el resultado sea positivo, Delphine Boël se convertirá en heredera legítima, pero no pasará a formar parte de la Familia Real.