A pesar de que ella expresara que sus abogados 'impuestos' por su padre no tenían ni idea, cumplieron con su trabajo porque consiguió ser absuelta como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales cometidos or su marido entre 2007 y 2008. Pero no se libró de una multa de 265.000 euros.
Mientras tanto el juez Castro ha dejado claro lo que pensó de ella en el momento en el que tuvo que juzgar a la Infanta y al resto de involucrados: "Yo siempre pensé, e incluso se lo dije a Horrach, que la infanta para mí no sólo estaba en el ajo de la trama y sus enjuagues, sino que era la eminencia gris, eso sí, muy discreta, muy gris. ¿Se puede pensar que si sus cargos eran superfluos en todo aquel negocio, la Infanta era una mujer de paja? Pues ni lo dudo, es que ese era su papel más útil".
Nunca tuvo miedo
La conclusión de Castro es la siguiente: "No sé si me habré equivocado, pero sí sé que he actuado en conciencia y con honestidad. Sin miedo, sin presiones, sin mirar a la galería, sin pensar en qué dirán los de arriba o los de abajo. Quizás intentaron presionarme; pero debo de estar blindado, porque no me hicieron mella esas presiones".