Casi dos semanas después de que la Fiscalía Anticorrupción y el resto de las partes presentaran los escritos de acusación del Caso Nóos, el Juez Castro ha decretado la apertura del juicio oral con el que cierra una instrucción que ha durado cuatro años.
Lo más llamativo ha sido la decisión de sentar a la Infanta Cristina en el banquillo de los acusados. Pese al criterio contrario del fiscal Horrach, el juez instructor mantiene la posición que ha mostrado desde que decidió imputar a la Duquesa de Palma.
El magistrado considera que la hermana del Rey de Españala debe ser juzgada por los dos delitos fiscales que él mismo le imputó y que la Audiencia de Palma sostuvo, retirándole el más grave que le había impuesto Castro, el de blanqueo de capitales.
Sin Doctrina Botín
Castro señala que Cristina de Borbón tuvo un papel de cooperadora necesaria en los fraudes cometidos por su marido, Iñaki Urdangarín, que tuvieron lugar en los ejercicios 2007 y 2008. Asimismo, el juez instructor apunta que si Fiscalía y la Agencia Tributaria acusan por los mismos delitos al Duque de Palma y a su exsocio Diego Torres, también Cristina de Borbón debe ser juzgada por ellos.
De este modo, no habrá Doctrina Botín y la Infanta Cristina se sentaría ante el juez en la Audiencia de Palma en la segunda mitad del año 2015 pese a los esfuerzos de su defensa por demostrar que no había indicios de delito por parte de la Infanta, y del criterio del Fiscal, que señala que no se podía juzgar a Cristina de Borbón solo por sospechas.