Galería: La Familia Real Española en imágenes
El tiempo avanza muy deprisa, y lo que parece que nunca va a llegar, termina ocurriendo. Todo llega y todo pasa, los niños nacen, crecen y se hacen hombres y mujeres. Parece que fue ayer cuando la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se convirtieron en padres de su primer hijo. Eran las 02:10 horas de la madrugada del 29 de septiembre de 1999 cuando la segunda de los vástagos del Rey Juan Carlos I dio a luz a un varón sano que pesó 3,7 kilos y midió 53 centímetros.
Pocas horas antes, la entonces Duquesa de Palma había ingresado en la clínica Teknon de Barcelona acompañada de su marido, Iñaki Urdangarin, que no se separó de ella. El alumbramiento fue natural y sin complicaciones, como explicó Manuel García Valdecasas, médico que atendió el parto. Urdangarin estuvo presente y cortó el cordón umbilical, además atendió a la prensa para comentar el momento tan maravilloso que había vivido.
Había nacido el primogénito de una Infanta de España, el segundo nieto para los Reyes Juan Carlos y Sofía. Recibió tratamiento de Excelentísimo Señor y dignidad de Grande de España, ocupando desde el momento que vio la luz el quinto lugar en la línea de sucesión y formando parte de la Familia Real como descendiente directo de Juan Carlos I. Con el nacimiento de sus tres primas y la subida al trono de Felipe VI, Juan Urdangarin entró en la mayoría de edad ostentando el séptimo puesto en la línea sucesoria y fuera de la Familia Real al ser descendiente indirecto del Rey Felipe.
El nieto de los Reyes fue presentado, aunque su primer gran momento llegó el 12 de diciembre de 1999 cuando fue bautizado en el Palacio de La Zarzuela. Recibió el nombre de Juan en honor a sus dos abuelos, Juan Carlos de Borbón y Juan Urdangarin. En principio no iba a tener más nombres, pero finalmente se le dio también el de Valentín en recuerdo a un antepasado paterno del niño, San Valentín Berriochoa, misionero dominico nacido en Elorrio que murió mártir en Indochina en 1861. Se añadió el 'de Todos los Santos' Los padrinos del bebé fueron su tía materna, la Infanta Elena, y su tío paterno, Mikel Urdangarin.
El pequeño creció en Barcelona, donde nació y donde vivían y trabajaban sus padres, ella en la Obra Social de LaCaixa y él como jugador de Balonmano del Barça, además de con sus tareas de representación de la Corona. Como primogénito, tuvo a sus padres solo para él, aunque muy poco tiempo, ya que 14 meses después de nacer vino al mundo su hermano Pablo (6 de diciembre de 2000). El tercero en discordia fue Miguel (30 de abril de 2002) y finalmente el 5 de junio de 2005 vino al mundo Irene, la benjamina. Juan Urdangarin está muy unido a ellos, a los que quiere y protege sobre todas las cosas. Como hijo mayor, sus padres le responsabilizaron de sus hermanos, y cuando salían, y a pesar de que se quedaban a cargo de otro adulto, el exjugador de balonmano le pedía que si hacían alguna travesura que les llamara para decírselo.
Juan Urdangarin estudió en el Liceo Francés de Barcelona, donde aprendió a dominar el francés, al igual que el castellano, el inglés y el catalán. Allí tenía muchos amigos, eran buenos tiempos y todo el mundo quería acercarse a él y a sus hermanos. De vez en cuando viajaba a Vitoria para ver a su familia paterna, y a Madrid para ver a los Borbón. El nieto de Juan Carlos I empezó a destacar en los deportes, como su familia, sobre todo en balonmano, vela, el surf y el tenis. El primer deporte ha sido una pasión, tanto que jugó en el equipo infantil del Handbol Esplugues; el segundo y el tercero eran para el verano y marcaron precisamente las dos etapas de su vida.
La vela es el deporte estival favorito de la Familia Real, que llevó a su madre y a su tío Felipe a participar en los Juegos Olímpicos e incluso a ser abanderados. Por su parte, su padre también ha sido olímpico y ganó dos medallas con la selección española de balonmano. Juan ha mostrado mucho interés en la vela, disciplina que ha practicado en cursos a los que ha ido durante muchos veranos en Mallorca junto a sus hermanos y sus primos Marichalar, no así con sus primas Leonor y Sofía. El surf representa sus veranos en Bidart, donde pasa varios días de agosto con los Urdangarin después de que la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se convirtieran en 'personas non gratas'. Finalmente, el tenis es un recuerdo feliz de Barcelona, del Real Club de Tenis en el que ya no es posible volver sin que la gente murmure.
En la ciudad condal pasó los primeros 10 años de su vida. En 2009, los seis miembros de la familia Urdangarin de Borbón se trasladaron a Washington. El motivo era que el de Zumárraga había sido nombrado delegado de Telefónica en Latinoamérica y Estados Unidos, aunque el verdadero motivo era que Casa Real quiso alejarle de España al empezar las primeras investigaciones del Caso Palma Arena que terminaría por destrozar la vida de toda la familia.
Juan Urdangarin se instaló con sus padres y hermanos en un chalé situado en Chevy Chase, Bethesda, y cambió el Liceo Francés por el Liceo Rochambeau. En Washington estaba contento, aunque echaba de menos al resto de su familia y a sus amigos de Barcelona. Allí descubrió que la vida podía ser dura hasta para un niño privilegiado que lo había tenido todo.
En otoño de 2011, cuando Juan tenía solo 12 años, empezó la pesadilla. El 7 de noviembre, Anticorrupción registró la sede del Instituto Nóos en Barcelona y encontró documentos comprometedores para Iñaki Urdangarín y Diego Torres. Finalmente se abrió una pieza separada en el Caso Palma Arena, la 25, que se llamó Caso Nóos o Caso Urdangarín. La vida plácida y feliz de Juan Urdangarin estalló por los aires. La prensa perseguía sin cesar a sus padres y las informaciones que aparecían dejaban en muy mal lugar a su padre e incluso a su madre, que terminaron siendo imputados.
Buscando evitar el desarraigo, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin volvieron con sus hijos a Barcelona y se quedaron en la casa de Elisenda de Pinós, el mal llamado palacete de Pedralbes en el que Juan había vivido antes de la mudanza a Estados Unidos. La hija de Juan Carlos I creía que hacía lo mejor para sus hijos, pero lo cierto es que su vuelta a España fue una auténtica pesadilla. En el Liceo Francés ya nadie quería a los niños Urdangarin, nadie les invitaba a los cumpleaños, y cuando fueron a alguno, a la salida se encontró una pintada que ponía 'Urdangarin, ladrón'.
El primogénito de los que fueran Duques de Palma sufrió acoso escolar y respiró tranquilo cuando en 2013 se instalaron todos en Ginebra después de que el Aga Khan saliera al rescate y ofreciera trabajo a Cristina de Borbón en el Aga Khan Foundation y el Aga Khan Trust of Culture. Desde entonces, la familia reside en el número 12 de la Rue des Granges, en el elegante barrio de Florissant. Ya adolescente, Juan Urdangarin ingreso en la Escuela Internacional de Ginebra, donde ha finalizado sus estudios y se ha preparado para estudiar en la Universidad y desarrollar una carrera profesional.
Una vida fácil que acabó siendo difícil
La vida de Juan Urdangarin podria haber sido un camino de rosas. Alejado del acoso mediático de los Marichalar y sin obligaciones institucionales como la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, podría haber tenido una buena posición como miembro menor de la realeza. Sin embargo, ha sido un daño colateral del Caso Nóos y ha sufrido mucho. Pese a todo, adora a su padre y a su madre y no ha querido marcharse de Ginebra, frente a su hermano Pablo, que prefirió estudiar fuera.
Es un joven sensato, responsable, muy tímido, deportista, bueno y solidario que no ha dudado en tener conciencia de que no todo el mundo tiene la fortuna de contar con una vida acomodada como él. Es muy reservado y prefiere pasar desapercibido, todo lo contrario que su primo Froilán, con el que se lleva muy bien pese a ser diametralmente opuestos. Ya adulto, está llamado a llevar una vida todo lo discreta que pueda, y a ser posible, lejos de España, donde solo quiere regresar para ver a su familia, sobre todo al clan Urdangarin, a sus primos Marichalar, a los que adora, y a la Reina Sofía, que tiene en su nieto a su ojito derecho.