El Rey Juan Carlos estuvo en el fútbol, mientras que la Reina Sofía presidió un concierto benéfico.
Los Reyes Juan Carlos y Sofía no han pasado una buena racha desde que empezó 2020. Primero tuvieron que enfrentarse a la muerte de la Infanta Pilar, fallecida el 8 de enero a los 83 años. El 13 de febrero falleció Cristina de Borbón von Hardenberg, hija del Duque de Sevilla, un primo querido por Juan Carlos I, mientras que el 17 de febrero fallecía su amigo Plácido Arango.
La muerte de la Duquesa de Badajoz y del empresario les llevó a dejarse ver juntos en tan tristes circunstancias. Ambos estaban apenados, sobre todo cuando falleció la Infanta Pilar, que llenó de dolor a la Reina Sofía y sobre todo al Rey Juan Carlos, que perdía a su hermana mayor, aliada y confidente de los últimos años. Más enteros acudieron a la capilla ardiente de Plácido Arango, Presidente de la Fundación Príncipe de Asturias entre 1987 y 1996, aunque sus rostros reflejaban su pesar.Posteriormente han vuelto a la vida pública, aunque por separado, por motivos distintos y luciendo sonrisas. La Reina Sofía regresó a la agenda oficial para presidir el concierto benéfico de la Fundación Francisco Luzón de Lucha contra la ELA. Con su presencia, ha querido apoyar a esta entidad que trabaja no solo en favor de la investigación de la enfermedad, sino que busca mejorar la calidad de vida de las personas que sufren ELA.
Doña Sofía se desplazó al Auditorio Nacional de Madrid y lució la mejor de sus sonrisas. Elegante y distinguida, ocupó su lugar y se llevó los aplausos de los presentes, un chute de energía que siempre agradece, y más desde que sus compromisos oficiales son tan escasos y por tanto se deja ver solo de vez en cuando.El Rey Juan Carlos, en el fútbol
Menos solidaria fue la aparición del Rey Juan Carlos. Liberado de su agenda oficial, tan solo aparece en actos no oficiales a los que quiere asistir. El que fuera Jefe de Estado es un apasionado del fútbol, así que aprovechando el partido de octavos de final que enfrentó al Atlético de Madrid con el Liverpool, se desplazó al Wanda Metropolitano para disfrutar de un partido que se saldó con la victoria de los colchoneros.
Don Juan Carlos se mostró encantado de estar allí y saludó con mucho cariño a las personas que quisieron ofrecerle todo su apoyo. No corren buenos tiempos para Juan Carlos de Borbón, que solo piensa ya en poder volver a competir en las regatas de Sanxenxo, su gran pasión. En el mar y en la religión es donde encuentra el consuelo que tanto necesita.