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Las Monarquías son un auténtico teatro que se sirve de espectaculares actos o de ceremonias pomposas con la finalidad de demostrar el poder y la grandeza de la Corona, siendo a través de cada una de sus funciones como consiguen agradar a un pueblo que siempre ha soñado con formar parte de ese mundo de reyes, reinas, príncipes o princesas. Las joyas interpretan un papel fundamental en cada una de las representaciones que se llevan a cabo, ya que no solo simbolizan la realeza de sus personajes, sino que en la mayoría de los casos legitiman también el derecho al trono debido a la larga historia que las respalda. Uno de los mejores ejemplos se encuentra en el 'joyero de pasar' de las Reinas de España, conformado por valiosas piezas de joyería que van heredando unas de otras y cuyo origen se remonta a 1969, el año en que falleció Victoria Eugenia de Battenberg, la responsable de este importante legado.
Nacida en el escocés Castillo de Balmoral en 1887, Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor era nieta de la Reina Victoria de Reino Unido, lo que puede explicar que su afición por las joyas le viniera de cuna. No hay que olvidar que el tesoro de la Familia Real británica es uno de los más fastuosos de todo el mundo, con centenares de piezas en forma de coronas, tiaras, broches, pendientes o collares que durante siglos han lucido monarcas británicos. Por ello, no es de extrañar que Ena, como así le llamaban cariñosamente a la que se acabó convirtiendo en esposa de Alfonso XIII de España, decidiera conformar un rico joyero que, aunque no estuviera a la altura del de otras Monarquías europeas, demostrase también la grandeza de la Corona española y a cuya muerte pasara a las futuras Reinas para que lo siguieran luciendo.
Una Reina sin trono con un joyero envidiable
El 31 de mayo de 1906, Victoria Eugenia de Battenberg contrajo matrimonio con el Rey de España, Alfonso XIII, en la Real Iglesia de San Jerónimo, en Madrid. Aquel fatídico día en el que sufrieron un atentado anarquista también se recuerda por marcar el inicio de la la creación del joyero de la nueva Reina española. Como regalo de boda, su esposo había encargado a la firma Ansorena, que desde 1860 es 'Joyero y diamantista de la Real Casa', una espectacular tiara elaborada en platino y brillantes conformada por tres flores de lis, emblema de los Borbones.
Esta magnífica tiara, conocida como Tiara de Lises, Tiara Ansorena o Tiara buena, la lució Victoria Eugenia para darle el 'sí, quiero' a Alfonso XIII y, desde entonces, adquirió una importancia fundamental para ella, acompañándola a lo largo de toda su vida. Aunque en un principio su diseño se correspondía con el de una coqueta coronita, ella misma decidió abrir su amplitud para que se asemejase a una diadema, siendo como a día de hoy la Reina Letizia continúa luciéndola. Las piezas de joyería de Victoria Eugenia fueron creciendo conforme su reinado avanzaba, no solo por adquisiciones propias, sino también heredando algunas de ellas, como un collar de esmeraldas regalo de la Emperatriz Eugenia de Montijo.
Sin embargo, todo acabó el 14 de abril de 1931, cuando la proclamación de la Segunda República llevó al exilio a la Familia Real. Tal y como relató en una ocasión Luis María Ansón, Victoria Eugenia se apresuró a meter todas sus joyas y las de su suegra, la Reina María Cristina, en una bolsa durante su última noche en el Palacio Real de Madrid y se las llevó con ella al extranjero. Después de haber vivido una primera etapa en Londres, se estableció en Lausana tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, teniendo que llevar a cabo la venta de algunas piezas de su envidiable joyero para su sostenimiento. No obstante, mantuvo hasta el final de sus días buena parte de su tesoro, parte del cual decidió legar en testamento a sus sucesoras en el trono de España.
El 'joyero de pasar' de las Reinas de España
" Dado en Lausanne, a 29 de junio de 1963. Yo, doña Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor, Reina que fui de España por mi matrimonio con el Rey Alfonso XIII, de cuyo enlace subsistieron al presente cuatro hijos, llamados Don Jaime, Don Juan, Doña Beatriz y Doña Cristina, por el presente testamento ológrafo ordeno mi última voluntad según las siguientes cláusulas", comienza el testamento de la Reina Victoria Eugenia, que incluye también dos codicilos, uno de ellos relativo al reparto de las joyas que conservó hasta su fallecimiento el 15 de abril de 1969.
" Las alhajas que recibí en usufructo del Rey Don Alfonso XIII y de la misma Infanta Isabel ", empieza la Reina Victoria Eugenia en su primer codicilo testamentario, describiendo cada una de las piezas, " desearía, si es posible, se adjudicasen a mi hijo Don Juan, rogando a éste que las transmita a mi nieto Don Juan Carlos. El resto de mis alhajas, que se repartan entre mis dos hijas ", concluye al respecto del reparto de sus preciadas joyas. La herencia que le correspondía al Conde de Barcelona no se transmitió al Rey emérito hasta su ascensión al trono tras la muerte de Franco en 1975.
Fue la propia María de las Mercedes, esposa de Don Juan, quien acuñó el término de 'joyero de pasar', cuando todo ese lote que describió en testamento la Reina Victoria Eugenia se lo transfirió a su nuera, la Reina Sofía, dando comienzo a una tradición que un día también llevará a cabo la Reina Letizia con su hija, la Princesa Leonor, en el momento en que se ciña la corona. No obstante, la emérita no empezó a lucir las joyas hasta que la democracia española estaba consolidada. Por ejemplo, la 'Tiara de Lises', el emblema de la colección, no la estrenó hasta 1983, durante una visita de estado de los Reyes de Suecia, aunque son muchas otras siete piezas más las que componen este tesoro.
Las ocho 'joyas de pasar' de las Reinas españolas
El primer codicilo del testamento de Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor detalla las ocho joyas que debían otorgarse a Juan Carlos I, siendo las que constituyen el 'joyero de pasar' cuyo uso es exclusivo de las Reinas de España. La Reina Sofía fue la primera que lució este histórico legado, estando actualmente en manos de doña Letizia desde junio de 2014, cuando se produjo la subida al trono de Felipe VI. La siguiente que las lucirá será la Princesa Leonor, aunque, si se respeta la tradición, no podrá utilizarlas hasta que se convierta en Reina de España.
1 Tiara de la Flor de Lis
El símbolo de los Borbones, hecho tiara. La diadema incluida en el 'joyero de pasar' fue la que el propio Alfonso XIII regaló a Victoria Eugenia con motivo de su casamiento. Conocida también como Tiara Ansorena, por ser la joyería que la realizó, su primitiva propietaria la reformó en 1910 para dotarle del diseño actual, siendo mucho más abierta y parecida a una tiara que a una pequeña corona como era en un principio. Diamantes y platino dan forma a esta magnífica e histórica joya que la Reina Ena utilizó por última vez en 1967, pasando tras su muerte, dos años después, a sus sucesoras.
Cabe destacar que Vitoria Eugenia prestó a la Condesa de Barcelona la tiara de la Flor de Lis para que la luciera en la coronación de Isabel II de Reino Unido en 1953. Seguramente, esta elección también la realizará la Reina Letizia cuando se lleve a cabo el mismo acto en 2023 para coronar al Rey Carlos III, lo que supondrá todo un guiño al país en el nació la mujer de Alfonso XIII y también a la madre de Juan Carlos I. Otra de las curiosidades históricas que rodean a esta joya es que doña Sofía, que siempre ha preferido otras tiaras a la de las lises, la escogió para su última cena de gala como Reina consorte, antes de convertirse en emérita; fue durante la visita de Estado del presidente de México en junio de 2014 cuando simbolizó su despedida con esta llamativa elección que no pasó desapercibida. No fue hasta 2017 cuando volvió a verse sobre la cabeza de una nueva Reina, al estrenarla Letizia en la cena de gala en honor del Presidente de Argentina.
2 Collar largo de chatones
Además de la tiara de la Flor de Lis, Alfonso XIII también decidió regalar a la Reina Victoria Eugenia un collar de 30 chatones con motivo de su enlace matrimonial. Sin embargo, Ena fue incrementando el número de brillantes a lo largo de su vida, hasta el punto que en alguna fotografía se le pudo ver con dos vueltas. No obstante, decidió dividirlo en dos piezas diferentes, una más larga y otra más corta. La más extensa de todas fue la que la bisabuela de Felipe VI incluyó en el lote de las 'joyas de pasar', mientras que la otra recayó en el Infante Jaime de Borbón, aunque el destino quiso que terminase de nuevo en manos de la Corona española.
En octubre de 2019, doña Letizia acompañó al Rey Felipe VI a Japón para acudir a la entronización del Emperador Naruhito. Para aquella ocasión, decidió lucir por primera vez el collar de chatones, aunque decantándose por la versión reducida, es decir, no por el original del lote de pasar; a pesar de todo, aquellos diamantes engastados en oro blanco le hicieron brillar como la auténtica reina que es. Del mismo modo, volvió a decantarse por esta joya para la primera cena de gala que se celebró en el Palacio Real de Madrid tras la pandemia en honor del Presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, y su hija Laura. Por tanto, todavía queda verla estrenar la versión larga del collar, la que Ena incluyó en el 'joyero de pasar'.
3 Collar de perlas naturales
Aunque durante décadas se sostuvo que el collar de perlas naturales que lucían las Reinas de España era el que Alfonso XII regaló a su primera y amada esposa, María de las Mercedes, con motivo de su boda, gracias a una investigación de Nuria Lázaro Milla se descubrió que esta pieza perteneció realmente a la Reina Isabel II de España, habiéndolo obtenido de su esposo como regalo de bodas. La monarca que terminó sus días en el exilio en París falleció en la propia capital francesa en 1904, siendo en aquel momento cuando la Familia Real española se hizo con esta importante joya, evitando que fuera subastada y pasara a manos privadas.
Según los expertos, este collar de perlas es la joya más valiosa de las que conserva la Corona de España, dado que está conformado por perlas naturales, que no cultivadas. Por ello, Victoria Eugenia también decidió incluirlo en las 'joyas de pasar'. La consorte de Felipe VI lo lució por primera vez en octubre de 2018 cuando acompañó a su marido en el recibimiento al Presidente de Alemania en el Palacio Real, decidiendo que el chatón que cierra el collar fuera visible. Con esa elección, Letizia quiso demostrar que era la primera vez que lo portaba, ya que se llegó a apuntar que se había decantado por él en los Premios Princesa de Asturias 2015; no obstante, en aquella ocasión eran perlas cultivadas y, en ningún caso, las de Isabel II.
4 Réplica de la perla 'Peregrina'
Si el collar de perlas naturales es la joya más valiosa de la Corona española, la perla 'La Peregrina' es la más legendaria de todas. Considerada por muchos como la 'falsa peregrina', se trataría de una réplica de una original de 55'95 quilates en forma de pera que fue descubierta hace más de cinco siglos en el mar Caribe, cerca de Panamá, y que años después pasó a manos de Felipe II de España, habiendo sido lucida durante siglos por las Reinas del país. Con la invasión francesa de España, 'La Peregrina' fue robada, llegó a ser subastada en Nueva York y acabó en manos de Elizabeth Taylor.
Sin embargo, los Borbones españoles continuaron presumiendo de tener la auténtica 'Peregrina', siendo una de las piezas que forma parte de las 'joyas de pasar' de la Reina Victoria Eugenia. La Reina Sofía ha lucido en varias ocasiones esta perla, añadiéndola al propio collar que un día perteneció a Isabel II. Por su parte, a doña Letizia se le pudo ver en el desfile del Día de la Hispanidad 2017, cuando la añadió al broche de brillantes del que cuelga desde tiempos de la propia Ena.
5 Broche de brillantes con perla grande
En su primer codicilo testamentario, la Reina Victoria Eugenia también estableció que, dentro de las joyas que debían pasar a Juan Carlos I, se encontraba " un broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera ". Sin embargo, no hay que confundir el mismo con el broche de brillantes del que cuelga la auténtica o falsa perla 'Peregrina', como así ocurre en algunas ocasiones, dado que su diseño y fisionomía son muy similares.
Posiblemente, este broche de perla gris lo recibiera la Reina Ena de manos de la Infanta Isabel de Borbón 'La Chata'. Tal y como sostiene el historiador del arte Roger Bastida, gran conocedor del joyero real, esta pieza podría haber sido parte de un alfiler de brillantes con dos perlas gruesas que perteneció a la hija de Isabel II de España y que, una vez estuvo en manos de la consorte de Alfonso XIII, sería modificado para darle la forma que todavía conserva. Es uno de los broches favoritos de doña Letizia, luciéndolo en la Pascua Militar prácticamente cada año desde que es Reina.
6 Pulseras gemelas de brillantes
Otra de las piezas favoritas de la Reina Letizia del 'joyero de pasar' de Victoria Eugenia y que un día heredará su hija Leonor es el juego de pulseras gemelas de brillantes. La historia de las mismas se remonta también a la boda de Alfonso XIII con la princesa de origen inglés, cuando le regaló una pequeña coronita conformada por diamantes, esmeraldas y otras piedras preciosas y que la Reina utilizó en diversas ocasiones, como la apertura de las Cortes. Sin embargo, cuando partió al exilio tras la proclamación de la Segunda República, comunicó a la firma Cartier, la misma que había realizado la corona, la modificación de la pieza.
Victoria Eugenia extrajo los diamantes de la corona que le había regalado su esposo y decidió fabricar dos pulseras gemelas, siendo las que acabaría incluyendo en el lote de su testamento para que las lucieran sus sucesoras en el trono de España. La Reina Letizia, a pesar de que no es demasiado aficionada a las joyas, ha utilizado este juego de pulseras en diversas ocasiones, tanto en actos solemnes de Estado, como en otros más informales. Del mismo odo, las ha lucido en una sola mano, o bien cada una en una muñeca, aprovechando la versatilidad que le ofrece estas dos piezas de joyería que le hacen deslumbrar cuando decide sacarlas del joyero real.
7 Pendientes de brillantes
La Reina Victoria Eugenia describió entre las joyas que legaba a Juan Carlos I " un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor ". Se trata de dos piezas que conjuntaban con el collar de chatones y que, igualmente, Alfonso XIII encargó a la firma Ansorena como parte del regalo que ofreció a la nieta de la Reina Victoria de Reino Unido con motivo de su enlace matrimonial. En un principio, estaban formados por un grueso diamante, aunque con el paso de los años fueron modificados por su propietaria, añadiendo pequeños brillantes a su alrededor. El cariño que tenía por estos pendientes le llevó a incluirlos en las denominadas 'joyas de pasar' de las Reinas de España.
La actual guardiana del joyero de Victoria Eugenia, doña Letizia, se ha decantado en varias ocasiones por estos pendientes de chatones, aunque ha demostrado que no solo los puede lucir en los grandes actos del Estado, sino también en momentos cotidianos, llegando incluso a combinarlos con prendas low-cost. Igualmente, este par de pendientes evidencian también que las 'joyas de pasar' no son exclusivas de las Reinas de España, ya que doña Sofía se los cedió a la Infanta Cristina para que los luciera el día de su boda con Iñaki Urdangarín. Sin embargo, fue algo anecdótico, ya que es la única ocasión en que ha ocurrido, salvo que la Princesa Leonor rompa la tradición y luzca alguna de las piezas del lote antes de convertirse en Reina titular.
8 Hilos de perlas
Aunque Victoria Eugenia describe "cuatro hilos de perlas grandes" en su codicilo testamentario, lo cierto es que no se sabe con certeza si esta pieza ha llegado a las Reinas de España realmente. El collar lo utilizó en su última visita al país en 1968 para el bautizo de su bisnieto, el actual Rey Felipe VI, siendo en aquel momento cuando confesó al periodista Marino Gómez-Santos que estos hilos de perlas habían sido regalados por la Infanta Isabel de Borbón 'La Chata'. Sin embargo, a la muerte de Ena, la Condesa de Barcelona, primera depositaria de las 'joyas de pasar', pudo dividir el collar entre las mujeres de la familia. Por ello, todavía hoy no se sabe con certeza si alguna vez se verá a doña Letizia o la futura Reina Leonor con estos hilos de perlas.
Otras joyas de la Reina Ena que heredará Leonor
Sin que formen parte del lote originario que Victoria Eugenia estableciera en su primer codicilo testamentario, las Reinas de España han heredado también de la esposa de Alfonso XIII otras piezas de joyería que se salvaron de ventas y subastas. Entre ellos, se encuentran dos de las tiaras que también han lucido en diversas ocasiones las mujeres de la Familia Real española. La primera de ellas se trata de la Tiara de las Conchas, conocida popularmente como Tiara de La Chata; se trata de la diadema más antigua que conserva la Corona de España, la cual adquirió la Reina Isabel II en la Exposición Universal de París de 1867.
La Soberana española le regaló la tiara, firmada por la firma Mellerio, a su primogénita, la Infanta Isabel de Borbón 'La Chata', como regalo de boda. Posteriormente, ella se la legó a Victoria Eugenia y de ella pasó a la Condesa de Barcelona para terminar en manos de la Reina Sofía. Es una de las piezas que más veces ha lucido la emérita en su cabeza, mientras que la Reina Letizia solamente ha optado por la Tiara de La Chata en una sola ocasión, en 2007, cuando todavía era Princesa de Asturias.
Por su parte, la segunda tiara más antigua que conserva la Corona española también estuvo un día en manos de Ena. Se trata de la diadema de Cartier, firma francesa que confeccionó esta joya para la esposa de Alfonso XIII en 1920. Dado que no era una de las piezas que en testamento legó a su nieto Juan Carlos, recayó en manos de su hija, la Infanta María Cristina de Borbón. Sin embargo, el Rey emérito la recobró para su esposa, destacando que la Reina Letizia también la ha lucido en una cena de gala en 2018 en honor del Presidente de Portugal. Un día, estas y otras joyas de Victoria Eugenia estarán en manos de su tataranieta Leonor, siendo la primera vez que una Reina titular, que no consorte, lucirá este majestuoso legado, engrandeciendo con ello la historia de la Monarquía española.