Poco podía imaginar la Princesa Charlene de Mónaco que su viaje a Sudáfrica para luchar contra la caza furtiva de rinocerontes iba a durar no unos días, sino unos meses. Antes de regresar a su país de origen se había sometido a una elevación del seno maxilar para poder colocarse un implante. Lamentablemente, sufrió una grave infección otorrinolaringológica que dio la cara cuando se encontraba en el país africano y que le ha llevado a tener que pasar por el quirófano y a no poder volver a Mónaco ante la imposibilidad de volar debido a que la presión de sus oídos no se igualaría en el trayecto.
Si bien se dijo que regresaría en octubre de 2021 a Mónaco, y el propio Alberto de Mónaco señaló que la vuelta quizás se adelantara, poco después de sus palabras hubo otro susto cuando la Primera Dama de Mónaco sufrió un desmayo y tuvo que ser ingresada. Palacio Grimaldi ha tratado de quitar hierro al asunto, pero no hay duda de que la preocupación por la Princesa Charlene es máxima.
Un viaje con recuerdo al pasado
Sin embargo, la vida tiene que seguir para la Familia Principesca. Así, el Príncipe Alberto no solo mantiene su agenda y sus compromisos en su país, sino que cumple con otros fuera de sus fronteras, como el que le llevó a Irlanda. El Jefe de Estado está encantado de regresar a este país del que él mismo procede por línea materna debido a que Grace Kelly, estadounidense de nacimiento, descendía de irlandeses que emigraron a Estados Unidos en busca de una vida mejor.
Y así, recordando sus raíces, el Príncipe Alberto realizó un viaje a Irlanda en el que estuvo acompañado por sus hijos, el Príncipe Jacques y la Princesa Gabriella, que presumen incluso de agenda internacional ante la ausencia de su madre. Hay que tener en cuenta que a pesar de su corta edad, ya tienen mucha experiencia en actos oficiales, y que aparte también honraban sus propias raíces con esta visita.
Durante su estancia en Irlanda, el Príncipe Alberto visitó la Universidad UCD Michael Smurfit Graduate y disfrutó de una visita guiada al museo dedicado a la literatura irlandesa, el MOLI. Fue agasajado con un almuerzo que le dispensaron el Presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, y su esposa, Sabrina Coyne. Junto a ellos recordaron la Visita de Estado realizada 60 años atrás por los padres del Príncipe Alberto, Rainiero y Grace de Mónaco, un viaje que tuvo un gran impacto en la Primera Dama de Mónaco.
Tras el almuerzo, se unieron a los actos el Marqués de Baux y la Condesa de Carladès, que se desplazaron al Trinity College de Dublín para ver la Old Library y por supuesto el Libro de Kells, la joya de este templo del conocimiento. El Príncipe Jacques y la Princesa Gabriella mostraron su espontaneidad y sobre todo el cariño que se tienen el uno al otro, siempre inseparables. Se homenajeó al Príncipe Alberto por haber contribuido al Trinity. Como mecenas, se colocó una inscripción con su nombre. También se colocó un friso con los nombres de Alberto y Charlene, que visitaron juntos 10 años atrás Irlanda. Seguramente a la Princesa Charlene, que lucha por recuperarse completamente y volver a Mónaco, le hubiera encantado participar en esta visita tan especial.