PRIMER AÑO DE VIDA

Jacques y Gabriella de Mónaco cumplen un año: los mellizos inesperados que cambiaron a los Grimaldi

El 10 de diciembre de 2014 vinieron al mundo los mellizos de los Príncipes Alberto y Charlene. Nacían dos herederos para Mónaco.

Guillermo Álvarez 10 Diciembre 2015 en Bekia

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Ha pasado un año desde que Palacio Grimaldi anunció el nacimiento de los mellizos del Príncipe Alberto II y de la Princesa Charlene de Mónaco mediante un comunicado: Con gran alegría sus altezas el Príncipe y la Princesa de Mónaco tienen el gran placer de anunciar el nacimiento de sus hijos llamados: Gabriella, Thérèse, Marie (nacida a las 17:04 horas) y Jacques, Honoré, Rainier (nacido a las 17:06 horas). Los nacimientos tuvieron lugar el 10 de diciembre de 2014 en la maternidad del hospital Princesa Grace de Mónaco. La Princesa y los niños están bien.

Eran las 19:15 horas del miércoles 10 de diciembre de 2014 cuando se lanzaron 42 cañonazos, repicaron todas las campanas del Principado y se oyó sonido de las sirenas de los barcos atracados en el puerto. El motivo era que Mónaco tenía no solo uno, sino dos herederos, un doble natalicio con el que Alberto II aseguraba que su descendencia directa heredería algún día la Jefatura de Estado que ostenta desde que asumió el Trono en 2005 a la muerte de su padre, Rainiero III. Así, y pese a que el Príncipe Jacques nació después que su hermana Gabriella, ha sido él quien fue nombrado sucesor a consecuencia de la Ley Agnaticia que rige el Principado, en la que se prefiere al varón a la mujer en la misma línea.

Los mellizos se adelantaron quince días, lo que unido al embarazo múltiple provocó que la presentación oficial del Marqués de Baux y de la Condesa de Carladès (títulos que les otorgó su padre) se retrasara al 7 de enero de 2015. Eso sí, dos semanas después de venir al mundo se publicaron las primeras imágenes de los pequeños tomadas en el hospital, y donde aparecen con sus padres, los Príncipes de Mónaco. Llegaba así su primera sesión de fotos, y debido a su rango, no sería la última. Además, la Princesa Charlene realizó unas declaraciones en las que hablaba de lo feliz que se sentía con el nacimiento de unos bebés que asentaron un matrimonio que no sonaba creíble y que tardaron en llegar, ya que ese 10 de diciembre se cumplían ya 3 años y cinco meses desde la boda que unió a los Príncipes de Mónaco.

Los mellizos son presentados al mundo

Los niños pudieron pasar la Navidad en el Palacio Grimaldi con su familia, que comprobó cómo se alteraba la línea de sucesión al Trono. La Princesa de Hannover perdía su condición de heredera, lo que provocó que su rama se alejara de la sucesión hasta ver por tierra sus esperanzas por ostentar algún día el título de Príncipe de Mónaco, con todo lo que ello conlleva. De esta forma, Andrea Casiraghi se vio desplazado irremediablemente de la línea de sucesión tras haber legitimado su relación con Tatiana Santo Domingo y a su primogénito Sasha.

Rencillas familiares aparte, si es que las ha habido y/o las hubo, la mayor parte de los Grimaldi se dieron cita el 7 de enero en la primera aparición pública de Jacques y Gabriella. Su presentación fue por todo lo alto y los monegascos se echaron a la calle para aclamar al heredero y a su hermana en una jornada declarada festiva. Solo faltaron Andrea Casiraghi, Tatiana Santo Domingo, Pauline Ducruet y Beatrice Borromeo. La última debido a que no estaba casada todavía con Pierre Casiraghi, si bien es cierto que Gad Elmaleh sí estuvo acompañando a Carlota Casiraghi ajeno a que no terminaría el año junto a la amazona. Pauline Ducruet tenía la excusa de que vive en Nueva York, mientras que el matrimonio Casiraghi-Santo Domingo podía esgrimir que viven en Londres y que ella estaba en la recta final de su embarazo.

Su bautizo, el gran día de Jacques y Gabriella de Mónaco

Los meses fueron pasando con total tranquilidad para los mellizos, que se convirtieron en los reyes indiscutibles de la casa. Esa casa no fue estable, ya que si durante las primeras semanas Jacques y Gabriella se instalaron en Roc Agel, villa en la que pueden vivir más tranquilos que en el Palacio Grimaldi, la familia puso tierra de por medio para residir temporalmente en la Costa Azul. La razón fue que tanto la residencia oficial de Alberto II como la villa estaban siendo reformadas para acoger a los niños, por lo que se decidió que era mejor que los niños estuvieran lejos de los estruendos. Todo es poco para unos pequeños que crecían sanos, fuertes y que encima dormían toda la noche.

Mientras Alberto de Mónaco seguía con sus funciones como siempre y la Princesa Charlene se reincorporaba poco a poco a sus obligaciones oficiales, Jacques y Gabriella iban creciendo en la intimidad hasta que llegó el segundo gran momento de sus existencias después de la presentación: su bautizo. El mismo día en el que los mellizos cumplieron 5 meses de vida la Catedral de Mónaco fue el escenario en el que Jacques, Honoré, Rainier y Gabriella, Thérèse, Marie recibieron las aguas bautismales ante los Grimaldi casi en pleno (salvo Tatiana Santo Domingo y Carlota Casiraghi), los Wittstock, autoridades del país, personales y amigos de los Príncipes de Mónaco. Los adorables niños mostraron un carácter distinto, ya que mientras la Condesa de Carladès estuvo muy tranquila, el Marqués de Baux fue más llorón.

El varón fue apadrinado por Christopher Le Vine Jr, hijo de uno de los primos hermanos maternos de Alberto II, y Diane de Polignac Nigra, pariente por parte de padre del Soberano de Mónaco. Para apadrinar a la Princesa Gabriella estuvieron Gareth Wittstock, hermano de la princesa Charlene y tío carnal de la niña, y Nerine Pienaar, esposa de François Pienaar, el exjugador de rugby sudafricano que fue clave para que Sudáfrica conquistase la Copa Mundial de Rugby 1995. Tras el acto, hubo paseo del matrimonio Grimaldi por las calles de Mónaco y una gran celebración en Palacio.

Tras el bautizo, los bebés desaparecieron de la escena pública hasta que en julio se celebró el décimo aniversario de la entronización de su padre. Asimismo, a finales de agosto acudieron con sus progenitores al tradicional picnic de Monte-Carlo, donde los niños estuvieron muy simpáticos y se pudo comprobar cómo habían crecido. No les habrá ayudado el sol de Mónaco, ya que poco después de esta aparición se descubrió que la exnadadora se había instalado con sus hijos en Córcega, donde recibían continuas visitas de Alberto II. El motivo por el cual los cuatro Grimaldi no viven juntos en Mónaco es un misterio muy típico de una pareja atípica que lleva siendo cuestionada desde sus orígenes.

Su primer Día Nacional de Mónaco

Cuando se iba acercando su primer aniversario, Jacques y Gabriella se convirtieron en protagonistas con motivo de la celebración del Día Nacional de Mónaco, la primera festividad nacional que vivían. Los niños hicieron las delicias de los ciudadanos de su país y de sus padres, a lo que se les caía la baba con los simpáticos mellizos. Días después, Alberto y Charlene volvieron a sacar a los niños en un paseo realizado para apoyar el Medio Ambiente y la celebración de la Cumbre del Clima en París, una imagen adorable y familiar que no pasó desapercibida.

Tampoco quedaron en la nada las palabras del Príncipe Alberto, que declaró a People que Charlene de Mónaco era la mejor madre que sus hijos podían tener: "No serían tan sonrientes y felices como son si no fuera tan buena madre como es". El Monarca recalcó las mudanzas que han tenido que soportar madre e hijos y recordó que su esposa está volcada en sus hijos y en su fundación, echando un capote a la Primera Dama ante quienes dicen que ha descuidado sus labores oficiales al aparecer en público menos que antes.

Y así llegaron a su primer año de vida dos niños que parecía que nunca iban a llegar. Con dos hijos ilegitimos alejados de la sucesión pero no de la herencia, y con una eterna soltería que le costó abandonar, pocos eran los que apostaban porque Alberto II diese un heredero a Mónaco. En 2011 se casó con la exnadadora sudafricana Charlene Wittstock, con la que ha tenido que sortear numerosos rumores de crisis e incluso de matrimonio de conveniencia.

La ausencia de un embarazo en 3 años primero, y después el anuncio de que eran mellizos sin que hubiera antecedentes en ambas familias no han ayudado a una pareja que sigue unida frente a todo, y que ahora celebra que ha pasado un año desde que tuvo lugar el momento más feliz de sus vidas: el nacimiento del Príncipe Jacques y de la Princesa Gabriella, dos niños que cambiaron para siempre a los Grimaldi.

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