Fue bautizada el 9 de diciembre de 2001 en la capilla del castillo de Ciergnon, residencia de la Familia Real Belga en las Ardenas. Sus padrinos fueron su primo hermano mayor por parte de padre, el Príncipe Amadeo de Bélgica y Austria, hijo de la Princesa Astrid de los Belgas y el Príncipe Lorenzo de Austria, y su tía materna Helena d'Udekem d'Acoz.
Ha vivido toda su vida en el Palacio de Laeken, residencia de los Reyes de los Belgas. Allí se ha criado con sus padres y con sus tres hermanos, el Príncipe Gabriel (2003), el Príncipe Emmanuel (2005) y la Princesa Leonor (2008). Ha estudiado en el colegio Sint-Jan Berchmanscollege de Bruselas hasta que se matriculó en el Atlantic College de Gales para cursar el bachillerato internacional, el mismo internado en el que estudió el Rey Guillermo Alejandro de Países Bajos.
La Princesa Isabel conoce las lenguas oficiales del país, el flamenco y el francés, además de desenvolverse en inglés y en alemán. Fue además la primera Heredera de los Belgas que comenzó sus estudios en flamenco. Sus padres así lo quisieron, conscientes de que su país, con grandes tensiones territoriales entre flamencos y valones, necesita a una futura Reina que no anteponga el francés al flamenco.
Familiar, deportista y amante de la cultura
Es muy familiar. Está muy unida a sus padres y sus tres hermanos. De su padre ha destacado la confianza que tiene en él, y de su madre, que siempre le escucha y está ahí para ella. Con sus hermanos forma un gran equipo y siente adoración por todos ellos. Por edad, tiene más complicidad con el Príncipe Gabriel, y es más protectora con los más pequeños, el Príncipe Emmanuel y la Princesa Leonor. También le gusta pasar tiempo con sus amigos, a los que dedica parte de su tiempo libre.
Como suele ser habitual entre los royals, la Duquesa de Brabante es una amante de los deportes, en especial del tenis, el esquí, la natación e incluso el submarinismo. Además, al igual que sus padres y hermanos, y por supuesto, que la mayor parte de sus compatriotas, le encanta montar en bici. El ciclismo aúna su pasión por el deporte y por estar al aire libre con su ecologismo y defensa del Medio Ambiente, algo que tiene muy claro que será clave en su reinado. Le encanta además hacer senderismo.
Es aficionada a la lectura, toca el piano, para lo que le dedicó años de práctica y estudio, y le encantan la música en todas sus formas y la danza. Por si fuera poco, le gusta cocinar. Tiene además conciencia de que es una privilegiada y de que hay personas que necesitan ayuda, por lo que ha ejercido voluntariado.
En cuanto a la vida oficial, ha sido una de las royals de su generación más precoces. A los 10 años participó en su primer acto oficial como protagonista en la inauguración del Hospital Infantil Princesa Elisabeth. Antes de cumplir los 13, con motivo del centenario del comienzo de la I Guerra Mundial, pronunció su primer discurso en flamenco, francés y alemán, un mensaje de paz escrito por ella. También habló en 2014 en el funeral de Fabiola de Bélgica, su tía abuela, a la que estaba muy unida como sus padres y sus hermanos.
Antes de cumplir los 18 participó en un viaje oficial en Kenia junto a la Reina Matilde. En calidad de representante especial de la UNICEF y UNAIDS, la consorte pasó tres días en este país africano en un viaje de ayuda a la infancia y enfocado en la lucha contra el VIH. La Princesa Isabel se unió a su madre en un viaje que le ha servido como preparación para lo que le espera.
Isabel de los Belgas ha dejado claro al entrar en su mayoría de edad que su país puede contar con ella, pero no tiene prisa para servir a la Corona a tiempo completo. La Duquesa de Brabante pasará por la Universidad y recibirá una formación adecuada antes de entregarse al servicio a su país. Así, ha renunciado a recibir un sueldo del presupuesto anual de la Casa Real Belga. Lo hará cuando ejerza como Princesa Heredera. Hasta el momento compaginará sus estudios con determinados actos oficiales que le seguirán sirviendo como preparación para el destino que le tiene reservada la vida desde su nacimiento.