El Rey o Reina de Noruega es comandante supremo del país. Así ha sido para el Rey Harald y así será para su hijo Haakon y para su nieta Ingrid Alexandra. La primogénita del Príncipe Heredero asumirá algún día esos cargos militares, y por ello debe conocer cómo funciona el Ejército de su país. Para ello, nada mejor que prepararse para el futuro que le espera con visitas que le fueron concedidas como regalo por su 18 cumpleaños.
Así, Ingrid Alexandra de Noruega se desplazó al campamento de Setermoen, en Indre Troms, para una visita con la Brigada Norte del Ejército. Durante su estancia estuvo en el Batallón Blindado, el Batallón de Artillería, el Batallón de Inteligencia y el Batallón Médico y por supuesto se atrevió con todo lo que le propusieron.
Como una soldado más
Entre las actividades militares realizadas, la hija de Haakon y Mette-Marit de Noruega realizó una prueba de manejo de un vehículo blindado, toda una experiencia con la que quedó encantada. Además, con el Batallón Médico participó en un simulacro en el que un soldado resultaba herido en una explosión.
También se le explicó el funcionamiento de los vehículos de evacuación y por supuesto almorzó con los soldados como una más, un momento que aprovechó para conocerles más íntimamente y escuchar sus relatos y experiencias de lo que supone para ellos y ellas formar parte del Ejército de Noruega.
Días antes, la Princesa Ingrid Alexandra había visitado la Armada Noruega, otra gran experiencias que fue regalo por su 18 cumpleaños, para lo que se trasladó a la base principal y logística de la Armada de Noruega en el norte del país. Se subió a un Stridsbåt 90, embarcación ultrarrápida de asalto militar en la que se animó a llevar ella misma. Otro de los ejercicios en los que se vio inmersa fue a bordo del KNM Glimt, donde se le vio también muy cómoda durante esta visita a la Marina que le ha ayudado a conocer mejor cómo funciona el Ejército noruego.
Estas dos visitas no han sido las primeras al Ejército de Ingrid Alexandra de Noruega, que en noviembre de 2021 estuvo en Rena y en la base de la Fuerza Aérea de Bodø. Visitó a los soldados del comando especial de las Fuerzas Armadas de Noruega, recibió información sobre su trabajo y se lanzó desde una torre de salto para simular un salto en paracaídas, lo que sin duda pudo ser la experiencia más divertida de su paso por el Ejército, si bien rivalizó con la de Bodø, donde se montó en el asiento trasero de uno de los cazas F-16 de la Fuerza Aérea.