La Familia Ducal de Luxemburgo es una de las grandes desconocidas de todo el panorama royal y aristocrático de Europa. Sus compromisos y apariciones son más bien escasas y es que, si bien sus miembros no suelen prodigarse mucho en bodas, cumpleaños y demás celebraciones que suelen dar pie a reunir a los principales miembros de la realeza del continente europeo, su escasa popularidad no ha quitado para que también se haya convertido en protagonista de numerosos escándalos que, desafortunadamente, les ha situado en la portada de algunas columnas de sociedad. Pero, ¿cuáles han sido los episodios más polémicos a los que la Familia Ducal de Luxemburgo ha tenido que hacer frente?
El enfrentamiento entre Josefina Carlota y María Teresa de Luxemburgo
María Teresa de Luxemburgo ostenta el título de Gran Duquesa Consorte junto a su marido Enrique de Luxemburgo, con quien se casó el 14 de febrero de 1981 en una solemne ceremonia y tras apenas unos meses de noviazgo. A simple vista pareció que el romance entre la joven, que junto a su familia tuvo que huir de Cuba tras el estallido de la Revolución en el país, y el entonces Heredero, al que conoció en la universidad, había sido aceptada por todos los miembros de la Corte.
Todo eran risas, buenas caras, complicidad y cordialidad en los numerosos compromisos oficiales en los que María Teresa de Luxemburgo coincidía con su familia política hasta que en 2002 saltó la bomba tras una serie de declaraciones que la mujer del Gran Duque ofreció en la intimidad a los medios de comunicación y que pensó nunca verían la luz.
En ellas señaló que su suegra, Josefina Carlota, quiso destruir su matrimonio con el que ahora es el Gran Duque después de que nunca llegara a aceptar no tanto su procedencia cubana, sino fundamentalmente sus orígenes plebeyos. Dicen algunos profesionales que la madre de Enrique de Luxemburgo siempre se refirió a ella como "la criolla" en términos despectivos y que además fue la encargada de propagar la noticia de que María Teresa de Luxemburgo deseaba dejar el Ducado y volver a su país de nacimiento.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad, o eso es lo que declaró la que hoy es Gran Duquesa de este pequeño y rico país de Europa. De manera que, dada esta situación, la otra parte implicada, Josefina Carlota, decidió dar la callada por respuesta y tan solo se prestó a declarar: "Visitamos a mi hijo Enrique y a su mujer con asiduidad y están muy bien. Todo está perfecto". Sin duda unas palabras que, aunque no sonaron muy convincentes, sirvieron para que ambas mantuvieran una relación cordial, al menos de cara al exterior, hasta la muerte de Josefina Carlota en 2005 tras una larga lucha contra el cáncer.
Las infidelidades del Gran Duque
Ahora bien, parece que para María Teresa de Luxemburgo la complicada relación con su suegra no fue el único problema en la Corte. Y es que, según apuntaron diversos medios de comunicación durante los años 90, el Gran Duque parecía que podía estar manteniendo una relación sentimental con una política a la que solía ser frecuente ver en los despachos de la Casa Gran Ducal.
Por este motivo, y según han relatado varias publicaciones, "la criolla" contrató a un detective privado para seguir a su marido y parece que lo que descubrió no fue de su agrado. Y es que, movida por el enfado de tal circunstancia, tomó la decisión de abandonar el país acompañada de sus cinco hijos. Sin embargo, y puesto que no se trataba de un matrimonio como el de cualquier otro ciudadano, las autoridades se lo impidieron.
Desde aquel momento la mujer del Gran Duque decidió quedarse en Luxemburgo después de que su marido le prometiera que aquel romance ya era cosa del pasado. Ahora bien, cuando años después, ha sido preguntada al respecto de la polémica, ella ha negado que su marido le hubiera sido infiel: "No es cierto que mi marido me fuera infiel. Eso es una habladuría que corre por allí, pero no lo es".Precisamente de esas habladurías acusó a su archienemiga en la Corte, Josefina Carlota. Según la Gran Duquesa, su suegra había sido la encargada de propagar los rumores de infidelidad de su propio hijo para, de esta forma, forzar la separación del matrimonio.
El Príncipe Luis: paternidad con 19 años, renuncia de derechos y divorcio sonado
María Teresa de Luxemburgo no ha sido el único miembro de la Familia Ducal en ser parte de un escándalo, sino que el tercero de sus hijos, el Príncipe Luis, también se convirtió en noticia cuando anunció con tan solo 19 años que se convertiría en padre por primera vez junto a la soldado Tessy Antony.
La historia de la joven pareja bien mereció ser digna de una película, pues ambos se conocieron de casualidad cuando Luis de Luxemburgo acudió oficialmente a visitar las tropas desplazadas en los Balcanes, y allí estaba la que apenas un tiempo después se convertiría en su mujer. A pesar de que la familia comunicó la noticia públicamente describiendo lo felices que estaban con la llegada de su primer nieto, lo cierto es que los familiares de ambos parecían estar bastante preocupados por el paso que estaban a punto de dar debido a la inmadurez propia de su edad.
Ahora bien, ellos siguieron hacia delante y para demostrar que lo suyo iba en serio el 29 de septiembre de 2006 contrajeron matrimonio en una pequeña iglesia del país que desencadenó el segundo escándalo: la renuncia de Luis de Luxemburgo a sus derechos sucesorios y la imposibilidad por lo tanto de que sus hijos obtuvieran algún tipo de reconocimiento.
El matrimonio tuvo dos hijos y sorprendentemente, en 2017, la Casa Gran Ducal anunció que la pareja había decidido poner fin a su relación tras cerca de 10 años juntos. Daily Mail aseguró que el motivo detrás de esta separación se debía a "un comportamiento impropio" por parte del Príncipe. Lo cierto es que sea como fuere, esta separación no parece estar siendo de lo más amigable, pues en 2018 ambos protagonizaron un rifirrafe en los Juzgados de Londres después de que el hijo de los Grandes Duques de Luxemburgo decidiera no llegar a un acuerdo con Tessy Antony.
El Heredero y su mujer no han sido padres
Si bien la paternidad del Príncipe Luis fue demasiado prematura, la del Heredero parece que no termina de llegar. Muchos son ya los sectores críticos con Guillermo de Luxemburgo, el hijo mayor de los Grandes Duques, y su mujer, Estefanía de Lannoy. Ambos se casaron en 2012 y desde entonces sus ciudadanos esperan la noticia que por fin confirme la llegada del vástago que un día se hará cargo del Gran Ducado.
Tal es la magnitud del problema que ya son muchos los que hablan de escándalo en la Corte, pues si hay algo en lo que numerosas publicaciones parecen estar de acuerdo es que resulta cuanto menos extraño que tras tantos años de matrimonio todavía no haya llegado el bebé que selle su historia de amor. Si bien puede ser un asunto sin importancia en otros sectores o grupos de población, no es así para los miembros de la realeza entre cuyas principales obligaciones está el de garantizar la descendencia.
De manera que, de seguir en esta línea, sería la primogénita del Príncipe Félix, segundo hijo de los Grandes Duques de Luxemburgo quien tendría que hacerse cargo del título familiar. Por este motivo, Estefanía de Luxemburgo es la que está en el punto de mira provocando que cada una de sus apariciones sea estudiada al detalle.
Así ha ocurrido con el último posado que la Familia Ducal ha compartido en 2018. En él todas las mujeres aparecen con un look compuesto de vaqueros y camisa blanca, sin embargo, la Princesa pareció haber decidido decantarse por una camisa de color rosa que, sin duda, se ha convertido en la nota discordante de la instantánea.
Rumores de estafa
Ahora bien, al margen del escándalo que para el Gran Ducado supone la no paternidad de su Heredero, la mujer de éste se posicionó de nuevo en el ojo del huracán del país cuando saltó a la luz que la empresa en la que ella trabajaba, Kepha Invest, había sido acusada de fraude. Concretamente la compañía para la que Estefanía de Luxemburgo trabajó antes de conocer al Heredero habría defraudado casi a 300 inversores en Bélgica.
Desde aquel momento la prensa local puso el grito en el cielo y ya hablaba de una posible participación de la joven al respecto. Sin embargo, la Casa Gran Ducal decidió emitir un comunicado en el que mostraba su apoyo absoluto a la Princesa: " Era una simple empleada y durante la duración de su contrato, su Alteza Real no estaba al tanto de las actividades ilegales que han sido llevadas a cabo por la compañía". Finalmente, estas acusaciones de estafa dejaron de salpicar a Estefanía de Luxemburgo, pero para entonces la Familia Ducal de Luxemburgo había vuelto a escribir un escándalo más entre sus páginas.