La vida de la Infanta Cristina y de Iñaki Urdangarín cambió irremediablemente desde el día que se conocieron durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, donde la selección española de balonmano se llevó una medalla de bronce. Poco después ambos iniciaban una discreta relación que culminó en boda el 4 de octubre de 1997.
Tras su enlace, Iñaki Urdangarín se convirtió en miembro de la Familia Real con tratamiento de Excelentísimo Señor y título de Duque de Palma de Mallorca, dignidad que el Monarca otorgó a su segunda hija con carácter vitalicio y uno de los más queridos y valorados tanto por el pueblo español como por la propia Primera Familia.
El matrimonio Urdangarín de Borbón se estableció en Barcelona, donde continuaron sus carreras y tuvieron a sus cuatro hijos, Juan, nacido el 29 de septiembre de 1999, Pablo, que vino al mundo el 6 de diciembre de 2000, Miguel, que nació el 30 de abril de 2002, y finalmente Irene, venida al mundo el 5 de junio de 2005.
Desde entonces han formado un matrimonio sólido y feliz que no ha titubeado en apoyarse en los buenos y en los malos momentos, a pesar de las consecuencias, con una Infanta que no se pensó dos veces cuando tuvo que dejarlo todo por irse a Washington a vivir con su marido. Sin lugar a dudas, el peor momento ha llegado este otoño, cuando saltó el 'Caso Urdangarín', Casa Real apartó al Duque de Palma y finalmente este fue imputado por el juez José Castro por los delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación, fraude y falsedad documental.
La Infanta Cristina, al lado de Iñaki Urdangarín en su declaración
Pese al daño que el escándalo ha causado a la imagen de Iñaki Urdangarín, y por ende a toda la Institución Monárquica, la Infanta Cristina no se ha separado del lado de su marido y no ha cesado en su empeño por recabar apoyos, tanto que incluso se han producido tensiones en el seno de la Familia Real, pues mientras la Reina Sofía apoya sin fisuras a los Duques de Palma, el Rey y los Príncipes Felipe y Letizia están enfadados con Don Iñaki.
Por su parte, la Infanta, que siempre mantuvo una excelente relación con su padre, se enfadó y deprimió profundamente tras escuchar el discurso de Nochebuena del Rey, pues vio una referencia directa a su marido. Su Majestad llamó a su hija, pero esta no quiso ponerse. Finalmente fue la Infanta quien telefoneó a su progenitor, y fue él quien se negó a ponerse al aparato. En febrero Doña Cristina viajó a Barcelona para cumplir con sus compromisos profesionales; allí pasó dos días antes de poner rumbo a Zarzuela, donde con la complicidad de la Reina logró mantener un encuentro con el monarca para pedirle su apoyo como padre y como Rey.
La Infanta Cristina está pasando por el peor momento de su vida y como recordó en sus primeras declaraciones, "solo quiere llevar una vida normal". Además, sus rutinas han cambiado y ha perdido varios kilos, pues el calvario que están viviendo está pasando factura también fisícamente tanto a Doña Cristina como al Duque de Palma. Doña Cristina ha visto la sombra de la Justicia planear sobre su cabeza por culpa de Aizoon, empresa que comparte al 50 por ciento con su marido, sin embargo su imputación parece improbable pues ni los testigos han señalado a la Infanta, ni hay ninguna prueba que señale que estaba al tanto de las presuntas irregularidades que habría cometido Urdangarín.
De este modo y ante la cercanía de la declaración, la Infanta tomó la decisión de venir a España para estar junto a Iñaki Urdangarín en el momento más amargo de su vida. Así, Doña Cristina aterrizó en Barajas este miércoles -24 horas después de que lo hiciera Urdangarín- y se alojó en el ala de invitados de la Zarzuela, lugar en el que también ha pernoctado el Duque de Palma. No contenta con estar en territorio nacional, la Infanta puso rumbo a Mallorca junto a su cónyuge, con quien se desplazó a la residencia que poseen en el recinto del Palacio de Marivent, y aunque no le acompaña a los juzgados, le ha demostrado su total, absoluto e incondicional apoyo.