La Familia Real Española es una apasionada del deporte, al igual que ocurre con sus homólogas europeas. En el caso de nuestra Casa Real sienten predilección por el esquí, la vela y la equitación, estas dos últimas disciplinas que les han llevado a competir en los Juegos Olimpicos.
Es precisamente la Infanta Cristina la que guarda una relación más fuerte con los Juegos Olímpicos, pues los de Atlanta 96 le cambiaron la vida para siempre. A ellos acudió junto a la Reina Sofía y el Príncipe Felipe y durante su estancia animaron a sus compatriotas, visitaron la villa olímpica y acudieron al mayor número de competiciones que pudieron.
Iñaki Urdangarín trajo la primera medalla para la Familia Real Española
En los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 los Duques de Palma pasearon su amor, aunque Iñaki Urdangarín no descuidó su participación en la selección española de balonmano y gracias al brillante equipo nacional consiguieron una medalla de bronce, que se convirtió así en la primera que ganaba un miembro de la Familia Real Española. Tal honor fue celebrado intensamente por toda la Casa Real, feliz por un triunfo más para España y porque uno de los suyos hubiera obtenido un metal que se resistió al Príncipe Felipe y a la Infanta Cristina cuando compitieron en vela.
Tras Sidney 2000 Iñaki Urdangarín anunció su retirada del balonmano profesional, pero no así su vinculación con el deporte, pues entró a formar parte del Comité Olímpico Español, donde intentó hacer allí una carrera que finalmente no prosperó. Asimismo, cuatro años después, los Duques de Palma no dudaron en desplazarse a la capital de Grecia para asistir a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, una competición a la que también asistieron la Reina, los Príncipes Felipe y Letizia, y la Infanta Elena.
También representaron a España en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, donde no se imaginaban que sería la última vez que acudirían a una cita con la que estaban tan relacionados, pues ambos habian vivido la experiencia olímpica en el pasado y guardaban gratos recuerdos de una competición que les cambió la vida para siempre y que ha sido clave para los Duques de Palma.