La Infanta Cristina es la próscrita de la Familia del Rey de España, menos que su marido, Iñaki Urdangarín, a quien no se quiere ni ver por La Zarzuela, pero aún así sigue sin estar bien vista su presencia en según qué eventos. Mientras que la Reina Sofía y la Infanta Elena no tienen inconveniente en dejarse ver junto a la Duquesa de Palma, imputada por dos delitos de fraude fiscal, los Reyes Felipe y Letizia huyen de ella para que no se pueda captar una instantánea que haría un flaco favor a la imagen de la Monarquía.
La Familia Real Búlgara organizó una misa en recuerdo al Príncipe Kardam, Heredero al inexistente Trono de Bulgaría, que falleció el 7 de abril a los 52 años por las secuelas del accidente de tráfico que sufrió en 2008. Una vez que pasaron los 40 días desde el deceso y como manda la tradición que siguen los Sajonia-Coburgo-Gotha de Bulgaria, se celebró un funeral en la Iglesia de los Jerónimos de Madrid a la que acudieron numerosas personalidades de diversos ámbitos, la mayoría de la realeza. Allí estuvo la Infanta Cristina.
La Infanta Cristina, arropada por la realeza
La hermana del Rey de España llegó sola, sin su marido ni sus hijos, que se quedaron en Ginebra. A su salida se le pudo ver en compañía de las personas que le siguen siendo fieles pese a sus problemas con la Justicia. Entre ellos destacaron su hermana, la Infanta Elena, y su primo Pablo de Grecia, que ejerció prácticamente como su acompañante.
También saludó afectuosamente al Príncipe Kyril de Bulgaria, con el que Cristina de Borbón tiene muy buena relación, y se mostró muy cariñosa con el pequeño Hassan Simeón Muñoz, hijo de Kalina de Bulgaria y Kitín Muñoz. Con ambos padres compartió palabras antes de marcharse, al igual que con los Reyes de Bulgaria, a los que dio el pésame por la muerte de su hijo mayor.
No se pudieron tomar fotografías de la Duquesa de Palma ni con sus padres, los Reyes Juan Carlos y Sofía, ni con sus tías, las Infantas Pilar y Margarita, ni por supuesto con su hermano y su cuñada, los Reyes Felipe y Letizia, que tuvieron la precaución de que nadie pudiera retratarles con la Infanta ni a la entrada ni a la salida del templo. Si hablaron, sería en privado y lejos de allí.