Este lunes, el Juez Castro envió un auto en el que decretó la apertura del juicio oral con el que se cerró la instrucción del Caso Nóos tras cuatro años. En él decidió sentar a la Infanta Cristina en el banquillo de los acusados por los dos delitos fiscales de los que se le acusa.
"La presunción de inocencia no estriba en cerrar los ojos ante las sospechas que puedan darse sobre la comisión de un delito, sino continuar la investigación hasta que aquellas se desvanezcan o se tornen en indicios racionales", señalaba también el auto para justificar que la Infanta Cristina tenga que ir a juicio pese la posibilidad de aplicarle la Doctrina Botín al no haber presentado acusación ni la Fiscalía ni la Abogacía del Estado, personada por Hacienda.
Miquel Roca quiere recurrir
Pese a que no cabe recurso, Miquel Roca, abogado de la hermana del Rey, ha declarado que recurrirá el acto de Castro en referencia a la legitimidad de la acusación particular, Manos Limpias, la única que va contra su cliente. Así, se ha manifestado a favor de la Doctrina Botín según la cual no se puede llevar a alguien a juicio si solo es la acción popular la que acusa.
Con todo ello, y sabiendo que con toda posibilidad la Infanta Cristina se sentará junto a su marido, Iñaki Urdangarín, y el resto de los acusados en el banquillo en el segundo semestre de 2015, la Duquesa de Palma afronta la que seguramente es la peor Navidad de su vida.
Según ha confirmado su letrado, la Infanta Cristina está "lógicamente mal y muy afectada", quizás tan solo saliendo adelante apoyada en sus cuatro hijos, en el peso compartido con su marido y muy seguramente en su madre, la Reina Sofía, que intentará alegrar todo lo posible la Navidad a su hija mediana.