Cuando alguien entra en la cárcel, el que peor lo pasa es el presidiario, pero también sufren sus seres queridos. Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva el pasado lunes 18 de junio para cumplir su condena de 5 años y 10 meses, dejando en Ginebra a su mujer y sus cuatro hijos.
El exjugador de balonmano está lógicamente triste, aunque para sobrellevar la pena ya ha preguntado por los servicios religiosos. Le habrá reconfortado saber que el jesuíta José María Fernández Martos visita el centro penitenciario todos los domingos, y en caso de necesidad, puede desplazarse cualquier otro día para ofrecer consuelo a las presas, y ahora también al único preso.
¿Habrá visita a la cárcel?
Mientras tanto, en Ginebra, Cristina de Borbón sobrelleva como puede la distancia con su marido, y no lo está llevando nada bien. Al ser preguntado sobre este asunto, Miquel Roca, abogado de la Infanta Cristina, confesó a Efe que su cliente lo está pasando mal.
"Es un tema tan serio y tan íntimo que incluso creo que nos da un poco de vergüenza hablar de ello ", ha comentado uno de los padres de la Constitución sobre esta cuestión personal relativa a la Infanta Cristina, a la que defendió cuando fue imputada y después juzgada por delito fiscal en el marco del Caso Nóos.
Al menos le quedan las llamadas telefónicas y las visitas a las que podrá acudir si desea hacer uso de ellas. Casa Real le habría recomendado que no fuera para no protagonizar la foto más buscada, aunque quizás pueda más el corazón y cuando pueda, se presente en Brieva para reencontrarse con el hombre del que lleva más de dos décadas enamorada.