Iñaki Urdangarín, el 'príncipe' que salió rana
El exjugador de balonmano se hizo muy amigo del Rey Juan Carlos, de Don Felipe, y se lleva a las mil maravillas con la Reina Sofía y la Infanta Elena. Era el marido ideal para la Infanta Cristina, que estaba y está enamoradísima del que durante casi dos décadas fue su Duque de Palma. El matrimonio dio 4 hijos adorables a la Casa Real y caía bien al conjunto de los españoles.
Ari Behn, el rey de la polémica
La realeza noruega hace tiempo que dejó de casarse con otros royals. Al Rey Harald le costó lo suyo, pero finalmente consiguió casarse con la costurera Sonia Haraldsen. Por supuesto, sus hijos escogieron a plebeyos, que además han resultado ser bastante polémicos. Mette-Marit ha dado mil y un escándalos, pero se lleva la palma el que hasta verano de 2016 fue marido de la Princesa Marta Luisa.
El escritor siempre ha ido por libre. Entró en la Familia Real en 2003 al casarse con la hija mayor del Rey de Noruega y le ha dado 3 nietos: Maud Angelina, que vino al mundo el 29 de abril de 2003, Leah Isadora, nacida el 8 de abril de 2005, y Emma Tallulah, a quien Marta Luisa dio a luz el 29 de septiembre de 2008.
Su familia no le dio serenidad, y no ha logrado superar sus problemas de depresión, además, ha tenido siempre debilidad por hablar de más ante los medios de comunicación, cuando las normas no escritas en las Casas Reales señalan que en la mayoría de las ocasiones es mejor no decir nada.
Dijo en público que iba a votar Partido de los Trabajadores, algo que se criticó por manifestarse de esta forma siendo quien es. Tenía derecho a hacerlo, pero causó un escándalo innecesario. También llegó a revelar que su relación con Marta Luisa era abierta, lo que dio a entender ciertos comportamientos que no fueron bien vistos para un matrimonio de la realeza.
Peor fue cuando grabó un programa sobre travestismo en Barcelona con Carmen de Mairena. Quiso introducirse tanto que se vistió de mujer, fue fotografiado y su imagen acabó en todos los periódicos del país. Por si los noruegos no lo habían visto todo, en diciembre de 2015 dio otro escándalo al hacerse unas sugerentes fotos de fotomatón con la bloguera Marna Haugen.
En ellas acercó su boca a los pechos de la influencer, y ella, quizás buscando más fama, colgó las fotos. Finalmente, en agosto de 2016 llegó un comunicado en el que se anunciaba el divorcio amistoso de Marta Luisa de Noruega y Ari Behn. Los Reyes le dedicaron buenas palabras, aunque el escritor ha llegado a decir que la Reina Sonia le asesinaría si pudiera. Todo eso quedó atrás con la muerte de Ari Behn, que se suicidó el día de Navidad de 2019, dejando destrozadas no solo a su mujer y a sus tres hijas, sino a toda la Familia Real Noruega. Pese a todo, Ari Behn era muy querido por todos. Sonia de Noruega había estrechado sus vínculos con su exyerno tras su separación, mientras que Harald de Noruega expresó públicamente su dolor por la muerte del padre de sus nietas. El escritor fue despedido por familiares, amigos y autoridades en un funeral en la Catedral de Oslo que tuvo lugar el 3 de enero de 2020.
El mal ojo de Carolina y Estefanía de Mónaco
Verdad o no, lo cierto es que la leyenda que señala que los Grimaldi no serán felices en sus matrimonios salvo que se casen pasados los 50 parece una realidad en Carolina y Estefanía de Mónaco. Las hijas del Príncipe Rainiero viven la madurez sin pareja tras varios fracasos, consolándose ahora con la felicidad que les dan sus hijos, y sobre todo dando gracias por estar más tranquilos sin esos maridos que no les dieron más que disgustos.
Rainiero III de Mónaco falleció en 2005, por lo que le dio tiempo a ver cómo se vinieron abajo los dos matrimonios de su benjamina, la díscola y rebelde Princesa Estefanía. A principios de los años 90 del siglo XX se enamoró de su guardaespaldas, Daniel Ducruet, lo que escandalizó al Príncipe Soberano. En 1992 ella se quedó embarazada, dando a luz en noviembre a un varón llamado Louis, que vino al mundo tan solo 10 meses antes de que naciera Michaël, hijo que Daniel Ducruet tuvo con Martine Malbouvier.
La pareja no necesitaba nada más. Y entonces llegó el escándalo cuando en septiembre de 1996 se publicaron unas fotos de su marido con una cabaretera belga llamada Fili Hauteman. Al parecer, cayó en una trampa, y su imagen desnudo en actitud cariñosa con esta persona dio la vuelta al mundo. Humillada, Estefanía le pidió el divorcio y quizás Rainiero respiró tranquilo. La Princesa volvió a casarse con el acróbata Adans Peres, otro que tampoco fue santo de la devoción de Rainiero, pero que le duró poco y no dio tantos escándalos como Ducruet, aunque el yerno perfecto tampoco es que fuera.
No mucho mejor lo tuvo Carolina de Mónaco, esa mujer que nació para ser princesa y que siempre le ha encantado serlo. El primer mal yerno que trajo a los Grimaldi fue sufrido tanto por Rainiero, como por Grace. La Princesa Carolina dio un disgusto a sus padres cuando anunció su boda con Phillipe Junot, un playboy francés 17 años mayor que ella. Aunque primeramente se negaron, terminaron dando techo a la pareja para que celebrara su enlace en el Palacio Grimaldi el 29 de junio de 1978. Su amor duró un suspiro, ya que como pronosticaron los Príncipes de Mónaco, no era hombre para ella. El 9 de octubre de 1980 se divorciaron, y si te he visto, no me acuerdo.
El siguiente mal yerno fue el tercer marido, un hombre de altísima cuna y con más rango que Carolina de Mónaco que vino con escándalo, ya que para irse con ella tuvo que dejar a su primera esposa y madre de sus hijos mayores, Chantal Hochuli. En enero de 1999 Carolina Grimaldi se casó con el Príncipe Ernesto de Hannover, lo que le convirtió en Su Alteza Real la Princesa de Hannover. Ese mismo año nació su hija, la Princesa Alexandra, una gran alegría para el cada vez más maltrecho Rainiero.
A sus 42 años, su primogénita volvía a ser feliz con un hombre, y además de la realeza, como siempre había querido. ¿Qué pasó? que no tardó en salir a relucir el complicado carácter del primo hermano de la Reina Sofía de España, que despuntó como un hombre maleducado, juerguista y de difícil trato que no tenía reparos en pegarse con todo paparazzi que se encontrara, que fue captado orinando en el pabellón de Turquía en la Expo de Hannover del año 2000 y que no dudó en humillar públicamente a su esposa al cogerse una borrachera de campeonato en la cena previa a la boda de Felipe y Letizia de España en mayo de 2004. Al día siguiente ella llegó a la ceremonia religiosa tarde y despeinada. Ahí le perdonó, pero su matrimonio hizo aguas definitivamente en 2009, algo que Rainiero ya no vio. Eso sí, de divorcio nada, que a Carolina su marido ya no le gustaba, pero su título le ha encantado siempre.