Iñaki Urdangarin vive una nueva realidad después de pasar dos años y medio cumpliendo condena por el caso Nóos en una prisión de Brieva, en Áila, y es que a comienzos de 2021 le concedieron el tercer grado con todo lo que eso implica, empezando así una nueva etapa en la cárcel de Zaballa, que está ubicada en Álava y por lo que puede estar mucho más cerca de su familia. Ahora solo tiene que ir a la prisión un día a la semana y el resto del tiempo procura pasarlo en casa de su madre, teniendo más libertad y pudiendo disfrutar mucho más de los suyos.
Gracias a que ahora pasa poco tiempo en la cárcel, ha tenido el placer de disfrutar del debut e su hijo Pablo como jugador del primer equipo del Barcelona de balonmano. Y para poder acudir, se desplazó junto a su mujer, la Infanta Cristina, hasta Barcelona, donde además se reencontró con viejos compañeros, celebró las 'bodas de oro' del Palau blaugrana y también habló de esta nueva etapa de su vida. Para él ha sido una gran alegría poder disfrutar de un partido de su hijo y sentir el orgullo después de que el joven se decidiera a seguir los pasos dentro de este deporte.
" Estoy bien, remontando, volviendo a mi nueva normalidad ", decía en Catalunya Radio, y aunque siente que no se enfrenta a una etapa fácil, no obstante, el deporte se convertirá en su mejor aliado, diciendo: "Ayuda a no parar de empujar hasta el final", y e paso ha añadido que las cosas no son tan complicadas por se siente apoyado: "Los amigos siempre están ayudando, eso no cambia ni en los buenos momentos ni en los no tan buenos. Ellos me conocen y saben quién soy ".
Por otro lado, en una entrevista con La Vanguardia, el marido de la Infanta Cristina ha asegurado que la única similitud entre ambos es que son zurdos pero que Pablo tiene más talento que él cuando jugaba. Y de su hijo ha destacado dos virtudes sumadas a su gran altura, ya que mide 1,86 metros: polivalencia y rapidez.
Su carrera deportiva
Iñaki Urdangarin formó parte del Barça durante 14 temporadas consiguiendo hasta seis Copas de Europa. Jugó con la Selección Española dos Olimpiadas, y en las dos ocasiones consiguieron medallas de bronce. Y gracias al deporte conoció a la hija mediana del Rey Juan Carlos en 1996, casándose un año más tarde en Barcelona y formando una familia numerosa con cuatro hijos. Pese a todo lo ocurrido, el matrimonio ha demostrado estar muy unido y la Infanta Cristina sigue siendo su máximo apoyo.