La Libertad condicional es, en términos jurídicos, la suspensión de la ejecución de la condena por parte del Juez de Vigilancia Penitenciaria -en el caso de Urdangarin, la magistrada Ruth Alonso-, que ha valorado tanto el comportamiento del penado, como sus antecedentes y cómo se cometió el delito por el fue condenado. Para poder acceder a la libertad condicional, pueden darse dos supuestos: haber cumplido las tres cuartas partes de la condena o, de manera excepcional, las dos terceras partes. En el caso del ex Duque de Palma, se daría el segundo.
La Jueza ha dado el visto bueno a esta petición para Iñaki Urdangarin valorando su buen comportamiento durante el cumplimiento hasta la fecha de la pena, también su reinserción tras salir de prisión al encontrarse trabajando en el despacho vitoriano Imaz&Asociados y también la realización con éxito de un pionero programa para presos por delitos económicos (Pideco) que apenas 70 condenados en España han conseguido cumplimentar hasta el momento.
Iñaki Urdangarin, el libertad condicional y sin rendir cuentas a nadie
Iñaki Urdangarin empezó a cumplir condena un 18 de junio de 2018 en la cárcel de Brieva, en la que permaneció hasta que en enero de 2021 fue trasladado al Centro de Inserción Social de Alcalá de Henares, donde solo pernoctaba. Posteriormente, el 1 de marzo de ese mismo año, ingresó en la cárcel de Zaballa, a tal solo 15 kilómetros de Vitoria, donde se encuentra su casa familiar. Allí tenía que dormir durante cuatro noches a la semana, pasando las 3 restantes en a la casa de su madre. Fue entonces cuando empezó su trabajo como consultar en Victoria en el despacho en el que todavía hoy día trabaja.