VIDA DE URDANGARIN

Iñaki Urdangarin, de Duque de Palma ejemplar a 'ángel caído' de la Familia Real

La buena imagen de la que gozaba el yerno del Rey se ha ido al traste debido a sus "no ejemplares" actividades privadas.

Guillermo A. Corrales 25 Febrero 2012 en Bekia

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Iñaki Urdangarin, el miembro más incómodo de la Familia Real Española, fue desde su matrimonio con la Infanta Cristina el 4 de octubre de 1997 en Barcelona uno de los más queridos por los españoles, sin embargo, su presunta implicación en los desmanes del Instituto Nóos han provocado que la imagen del Duque de Palma no pase por su mejor momento.

Iñaki Urdangarin Liebaert nació el 15 de enero de 1968 en la localidad guipuzcoana de Zumárraga. Es el sexto hijo de los siete que ha tenido el matrimonio formado por Juan María Urdangarin Berriochoa, ingeniero industrial, presidente de Caja Vital y militante del PNV, y Claire Liebaert Courtain, emparentada con la aristocracia belga.

Urdangarín comenzó a estudiar en el País Vasco, sin embargo finalizó su formación en Barcelona, ciudad a la que la familia se trasladó por motivos laborales. La ciudad condal estaba llamada a no ser su casa, pues sus padres regresaron nuevamente a Euskadi, sin embargo una oferta de trabajo trastocó su vida y convirtió su sueño en realidad.

Iñaki Urdangarin, un jugador de balonmano para la historia

Nada más alcanzar la mayoría de edad se convirtió en jugador de balonmano en el equipo del F.C. Barcelona, donde militó durante toda su carrera. Pronto sus aptitudes y destreza, desarrolladas en uno de los mejores conjuntos dentro de este deporte, provocaron la consecución de seis copas de Europa, dos recopas, cuatro supercopas de Europa, diez ligas Asobal, siete copas del Rey, nueve supercopas de España, tres copas Asobal y once ligas catalanas de Balonmano.

Asimismo, formó parte de la selección nacional de balonmano, debutando como capitán en 1998. Con el combinado nacional compitió en las Olimpiadas de Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000, cosechando la medalla de bronce en estos dos últimos Juegos Olímpicos. Después de conseguir la tercera posición en Australia se retiró de la competición, recibiendo un caluroso homenaje en abril de 2001 en el que su camiseta con el número 7 fue retirada y se encuentra en el techo del Palau Blaugrana en honor a su trayectoria deportiva. Además, ese mismo año ingresó en la Real Orden del Mérito Deportivo con la categoría de Gran Cruz.

En los Juegos de Atlanta 96, además de llevarse la medalla de bronce, se encontró con la que poco más de un año después sería su esposa, la Infanta Cristina, quien como amante del deporte que es, al igual que el resto de la Familia Real, no dudó en volar a Estados Unidos para apoyar a España en las Olimpiadas.

La hija del Rey Don Juan Carlos fue a felicitar al equipo nacional tras la victoria, donde Iñaki instó a la Infanta Cristina a volver más veces "porque les había dado suerte". Doña Cristina cumplió y poco después empezaron a verse en Barcelona, ciudad en la que ambos residían, comenzando un noviazgo que culminó en boda en la Catedral de la ciudad condal el 4 de octubre de 1997 ante 1.500 invitados, entre los que estuvieron Casas Reales de todo el mundo. Tras su enlace, Iñaki Urdangarín se convirtió en miembro de la Familia Real con tratamiento de Excelentísimo Señor y título de Duque de Palma de Mallorca, dignidad que el Monarca otorgó a su segunda hija con carácter vitalicio.

La felicidad familiar de los Duques de Palma

El matrimonio Urdangarin de Borbón siguió viviendo en Barcelona, donde continuaron sus carreras y tuvieron a sus cuatro hijos, Juan, nacido el 29 de septiembre de 1999, Pablo, que vino al mundo el 6 de diciembre de 2000, Miguel, que nació el 30 de abril de 2002, y finalmente Irene, venida al mundo el 5 de junio de 2005. Todos ellos tienen tratamiento de Excelentísimo Señor y dignidad de Grande de España.

Pero Iñaki Urdangarin quería construirse una trayectoria al margen de la Familia Real y demostrar su potencial; así, finalizada su trayectoria deportiva y tras sentirse un tanto desubicado en los primeros momentos, el Duque de Palma, diplomado en Ciencias Empresariales, ingresó en ESADE, donde obtuvo un Máster en Formación e Intervención de Empresas y Máster en Business Administration que apuntaló su incipiente carrera y que volvería a marcarle, pues fue allí donde conoció a su futuro socio Diego Torres, que fue uno de sus profesores.

Su carrera al margen del deporte de élite y de la Familia Real, que se limitaba a un restaurante que había montado con dos amigos, le llevó a entrar en el Comité Olímpico Español, gesto que fue bien visto por el Rey, aunque el sueño no duró, pues no gozaba de las simpatías de sus dirigentes, por lo que sus intenciones de prosperar en este organismo quedaron en agua de borrajas.

Diego Torres y el Instituto Nóos

Poco después volvía a su vida Diego Torres, un profesional especializado en patrocinio deportivo y mecenazgo, así como en responsabilidad social corporativa, quien había fundado el Instituto Nóos en 1999. El Duque de Palma buscaba triunfar en los negocios, y Torres un nombre con el que medrar, por lo que ambos se embarcaron en una aventura empresarial con la que ganaron mucho dinero, pero que ahora les ha puesto contra las cuerdas.

Entre 2004 y 2006, Iñaki Urdangarin fue presidente del Instituto Nóos, cargo que abandonó forzado por Casa Real, que no veía adecuados estos negocios para un miembro de la Familia Real. Urdangarin se resistió en un primer momento, y posteriormente formó junto a Diego Torres una nueva entidad, la fundación Areté, que Casa del Rey ordenó cerrar poco después al comprobar que la fórmula de esta organización sin aparente ánimo de lucro era igual de inadecuada que la de Nóos.

El Rey instó a su yerno a buscar trabajo fuera de España, aunque Zarzuela movió hilos para obtener un buen puesto para Urdangarin en Telefónica, consiguiéndole un empleo como consejero de Telefónica Internacional en Barcelona. Tres años después, César Alierta envió a Don Iñaki a Washington como consejero de la compañía para Latinoamérica y Estados Unidos, hecho que provocó que los Duques de Palma y sus cuatro hijos abandonaran España para instalarse en dicha ciudad.

Allí su vida transcurrió con normalidad, compaginando sus obligaciones con la Corona con su cargo, hasta que en noviembre de 2011 estalló el escándalo y el nombre de Iñaki Urdangarin comenzó a relacionarse con actividades poco apropiadas, llegando incluso a afirmarse que el Duque sería imputado por estas causas.

El escándalo del 'caso Urdangarin'

Tras reunirse con el Rey y con el Conde de Fontao, asesor externo de Casa Real, Urdangarín rompió su silencio e intentó desvincular a la Corona de sus "actividades privadas", a lo que siguió una reunión del jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, con los medios, que calificó de "poco ejemplar" el comportamiento de Urdangarín, y anunció que el Duque de Palma sería apartado de los actos oficiales de representación como miembro de la Familia Real, en un intento de la primera institución de desmarcarse del 'Caso Urdangarin'.

Iñaki Urdangarín afrontó de este modo sus navidades más tristes, fechas que no pudo compartir con los suyos en España, pues el Conde de Fontao prohibió a los Duques de Palma que volvieran a nuestro país para pasar la Navidad para "no alimentar la polémica del 'caso Urdangarin' con su presencia, salvaguardar la imagen de la infanta Cristina ante los medios y proteger a sus cuatro hijos". Así, el que un día fue visto como un yerno perfecto, marido ideal y padre ejemplar, alto, con buena presencia, rubio, deportista y de buena familia, con una óptima valoración por parte del pueblo español y visto como un modelo a seguir, se encuentra en sus horas más bajas, con el acecho de la Justicia, teniendo que declarar como imputado y con una imagen pública muy deteriorada, pasando en pocos meses de ser un Duque de Palma ejemplar a un 'ángel caído'.

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