La Reina Letizia no es excesivamente amante de los saraos de royals, algo que siempre ha encantado a la Reina Sofía. Sin embargo, cuando la invitación viene de Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, no solo va por protocolo y compromiso, pues acude a la cita con mucho gusto y alegría, ya que les considera no solo homólogos, sino también amigos.
Con motivo del 50 cumpleaños del Monarca de Países Bajos, se celebró una fiesta con asistencia de la realeza europea en el Palacio Noordeinde de La Haya, una cena que pese a su importancia, fue privada. De todos modos, se pudo ver a Don Felipe y Doña Letizia a la salida del hotel en el que se alojaron, comprobándose que iban ataviados con sus mejores galas.Un fallo casi desapercibido
Si el look del Rey llamó la atención por su elegencia con un esmoquin, el de la Reina todavía más. La consorte estaba espectacular con un vestido rojo asimétrico con capa firmado por Stella McCartney que le sentaba como un guante. Iba como toda una estrella, sin embargo había dos peros que no han sido vistos de la misma forma.
El primero de ellos fueron sus excesivos zapatos, que sí fueron criticados, ya que quedaron a la vista. El segundo pasó prácticamente desapercibido, pero LOC sí lo vio. En las imágenes tomadas de camino a la celebración real, se puede ver a una Doña Letizia radiante, pero quizás por las prisas, o los nervios, sus blancos y perfectos dientes se marcharon el carmín rojo pasión que adordaba sus labios. Un detalle que nadie vio, y que quizás fue subsanado en Noordeinde delante de un espejo.