El coronavirus surgió en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Poco a poco se fue extendiendo por los cinco continentes, golpeando con especial dureza no solo al gigante asiático, sino a otros países como Corea del Sur, Irán e Italia, el estado más afectado de Europa. La emergencia sanitaria ha obligado a realizar actos de contención para evitar la propagación del virus. Ante la gravedad del brote en Italia en marzo de 2020, el país transalpino se ha cerrado totalmente, se ha prohibido la movilidad e incluso las bodas.
En Reino Unido preocupa la situación, aunque no ha sido necesario tomar medidas tan extraordinarias y por supuesto no hay que aplazar enlaces. La boda más esperada de 2020 en Gran Bretaña es la de la Princesa Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi, prevista el 29 de mayo de 2020 en Londres. Aunque no hay miedo de que tuviera que ser cancelada ante el avance del coronavirus, sí hay temor de que familiares y amigos del novio procedentes de Italia no pudieran viajar si el brote continúa y la situación no se calma.
Una posible ausencia significativa
El origen del novio es Lombardía, epicentro del grave foco del Covid-19 en Italia, y aunque la prensa británica especula con el impacto del aislamiento italiano en la boda, lo cierto es que el entorno de Mapelli Mozzi recuerda que su círculo más cercano no está allí, por lo que la boda podría celebrarse sin problemas incluso si las restricciones de Roma se mantuvieran.
Sin embargo, quizás sí haya una ausencia significativa. El Duque de Edimburgo, abuelo paterno de la novia, se encuentra delicado de salud. A pesar de su enorme energía y vitalidad, optó por retirarse de los actos oficiales en 2017, cuando había cumplido 96 años. Desde entonces ha asistido a los enlaces familiares, pero su salud empezó a resentirse significativamente en 2019. En enero de ese año salió ileso de un aparatoso accidente que provocó él mismo. A pesar de ello se dejó ver con buen aspecto en mayo de 2019, coincidiendo con el nacimiento de su bisnieto Archie Harrison. Las alarmas saltaron cuando fue ingresado antes de Navidad por afecciones preexistentes. Desde que recibió el alta permanece en Sandringham y su condición es delicada. Es por eso que se tema que no pueda desplazarse a Londres para la boda de su quinta nieta.
Una boda complicada
El enlace de la Princesa Beatriz ha sido un quebradero de cabeza desde el primer momento. La pareja comenzó su relación en otoño de 2018 con un escándalo debido a que el empresario tenía pareja (o la tuvo hasta poco antes) y un hijo pequeño. En septiembre de 2019 se anunció su compromiso, y aunque una boda siempre se utiliza para potenciar la imagen de la Familia Real Británica, la poca simpatía que despierta la novia, el temor ante los gastos y sobre todo la caída en desgracia del Duque de York provocaron que se retrasara una y otra vez el anuncio de la fecha.
Finalmente se comunicó que sería el 29 de mayo de 2020 en la Capilla Real de St James. El enlace es privado, sin cámaras y con pocos invitados para ser una boda real. El Príncipe Andrés acompañará a su hija al altar, aunque no habrá paseo en carruaje como es tradición. El banquete está previsto en Buckingham Palace, distinción que la Reina ha querido tener con su nieta para que su boda no quede deslucida en comparación con las anteriores.