La Casa del Rey ha tenido que explicar como ha podido el saludo entre el Rey Juan Carlos y el Príncipe Heredero de Arabia Saudí en Abu Dabi.
El Rey Juan Carlos ha vuelto a poner en el disparadero a la Corona. Proteger la Institución no parece ser importante para el padre de Felipe VI, que tira por tierra el trabajo y los esfuerzos de su hijo con sus comportamientos. Más allá de sus escándalos pasados que vuelven al presente, su inadecuado viaje a Abu Dabi ha vuelto a provocar graves problemas.
El Emérito pasó por la zona de autoridades, donde se encontró con Mohammed bin Salman, Príncipe Heredero de Arabia Saudí. Las cámaras captaron el saludo entre el que fue Rey de España y quien está llamado a ostentar el poder en el país árabe, acusado por la CIA de ser el autor intelectual del asesinato de Khashoggi. Las críticas no tardaron en llegar, y aunque el Gobierno ha sido tibio, ha preferido que sea Casa Real la que explique el saludo. Fuentes de la Casa de SM el Rey aseguran a El Mundo que se trató de un saludo protocolario, que no hubo reunión anterior, ni posterior, "y sin ninguna trascendencia institucional".
Un viaje inadecuado
De este modo, en público, Casa Real resta importancia a la foto por mucho que el escándalo sea grande. Sin embargo, en privado la percepción es otra. Como asegura El Español, hay malestar en Casa Real primero por el viaje en sí, ya que les parecía inadecuado que viajara a Abu Dabi para ver la Fórmula 1, por mucho que haya ido desde su abdicación y su intención fuera apoyar a Fernando Alonso en su despedida. Que estuviera la Infanta Cristina tampoco era lo más recomendable por mucho que se esté rehabilitando su imagen poco a poco.
Finalmente, el saludo supone una torpeza que solo contribuye a dañar todavía más la ya maltrecha imagen del Rey Emérito, término que por cierto él detesta. Sin embargo, saben que era complicado negarse a saludar al Heredero de la Casa de Saúd por dos motivos. El primero, porque la relación entre Juan Carlos de Borbón y la Familia Real Saudí es excelente y en Riad hubiera sentado mal un desaire, y lo segundo porque no olvida los negocios que unen a España y Arabia Saudí, sobre todo en cuanto a las inversiones que los árabes tienen en el país en el que Juan Carlos I reinó hasta su abdicación. Así, esto ha puesto de manifiesto lo inadecuado del viaje.