"Nos conocimos en julio de 2016. Tenía toda la intención de estar soltera y de pasármelo bien con las chicas (con sus amigas). Tenía una carrera, tenía mi vida, tenía mi trayectoria. Y entonces apareció H. Literalmente él, y fue un giro argumental", comenzó Meghan Markle. "Meghan y yo nos conocimos por Instagram. Estaba revisando mis publicaciones y una amiga tenía un vídeo de las dos, como un Snapchat", dijo el Príncipe Harry. "Tenía esa orejas de perrito. Eso es lo que vio de mí", añadió ella. "¿Quién es esa?", se preguntó él. "Entonces mi amiga me envió un correo: 'Dijiste que quieres estar soltera, pero un amigo mío me ha preguntado por ti y tal vez quieras conocerlo'", explicó Meghan sin dar la identidad de esta amiga común que parece ser Violet von Westenholz.
"Nos dimos los teléfonos y estuvimos constantemente en contacto", dijo Harry. Ella estaba de viaje por Europa y pasó por Londres para ver a amigos e ir a Wimbledon. "¿Qué haces mañana? Espero que te estés divirtiendo", le dijo él en un mensaje. "De vuelto al Soho, mañana tengo una cena a las 8, pero podemos tomar algo antes. ¿Cómo lo ves a las 6?", contestó ella. Harry aceptó. Al día siguiente Meghan le esperaba a las 18:00 horas en el número 76 de la londinense calle Dean. Harry llegaba tarde, lo que le dio una mala impresión: "Entonces aún no lo conocía. Así que pensé, ¿esto es lo que hace? Entendido. Pues no me interesa. Pensé que eras uno de esos tíos con un ego tan grande que cree que cualquier chica se sentaría a esperarlo media hora. No me interesaba algo así", compartió la Duquesa de Sussex. "Y entré sudando, colorado", recordó Harry. "Ah no, no eres así. Estabas muy avergonzado por llegar tarde. Fue tan divertido. Sorprendentemente muy divertido, parecíamos niños cuando estábamos juntos". Pasada una hora de charla ella se fue. "Entonces lo llamé esa misma noche, y le dije: Me marcho pasado mañana. ¿Quieres que cenemos juntos mañana? Seguro que pensó que era una estadounidense atrevida. Estoy segura de que me dijo que lo era. Así que la noche siguiente fuimos a cenar al mismo lugar".
Esta vez fue ella la que llegó tarde, pero a él no le importó: "No iba a moverme, no importa lo tarde que llegaras. Quería verte de nuevo. Ahí es cuando pensé. Vale, esta chica, esta mujer es asombrosa. Es todo lo que he buscado y se siente cómoda y relajada conmigo", comentó Harry, que dejó entonces una reflexión a modo de dardo para su familia: "Creo que para muchos miembros de la Casa Real, sobre todo los hombres, puede haber la tentación o el impulso de casarse con alguien que encaje en el molde en vez de alguien con quien quizás estés destinado a estar. Es la diferencia entre tomar decisiones con la cabeza o con del corazón. Mi madre tomó la mayoría de sus decisiones, si no todas, desde el corazón, y yo soy hijo de mi madre".
Recordó el Príncipe Harry "el dolor y sufrimiento de las mujeres que se casan con esta institución. Recuerdo haber pensado: ¿Cómo voy a encontrar a una persona que esté dispuesta y sea capaz de soportar toda la carga que conlleva estar conmigo? Cada relación que tuve, en cuestión de semanas, meses, aparecía en todos los periódicos y acosaban a la familia de esa persona, poniendo sus vidas patas arriba. Así que después de una o dos novias, la tercera o la cuarta diría: 'Espera un segundo. No sé si quiero esto'. Y por eso, cuando conocí a M, me aterrorizaba que los medios la alejaran de mí, los mismos medios que habían alejado de mí a tantas otras personas. Sabía la única forma de que esto pudiera funcionar, era ocultándolo lo máximo posible", manifestó el Duque de Sussex.
"Al principio, nuestra relación era como un pequeño tesoro bien guardado. Estuvimos lejos desde el principio. Todo eran mensajes de texto, llamadas por Facetime, y hablábamos durante horas y eso era emocionante, lo cual es muy extraño porque no era emocionante de la forma en la que la gente pensaría que sería. Simplemente era algo relajado y fácil. Nos estábamos conociendo, como cualquier otra pareja, descubriendo cosas", añadió Meghan Markle, que le contó a su madre que estaba con el Príncipe Harry, pero debía guardarle el secreto. Doria Ragland siempre lo hizo.
"Empecé a conocer a Meghan más y pensé: Me estoy enamorando de esta chica. Y a pesar de mis miedos le abrí mi corazón a ver qué sucedía. Gran parte de lo que Meghan es y cómo es se parece mucho a mi madre. Tiene la misma compasión, tiene la misma empatía, la misma seguridad, tiene esa ternura. Sé que habrá gente por todo el mundo que básicamente no esté de acuerdo con lo que he hecho y cómo lo he hecho, pero yo sabía que tenía que hacer todo lo posible para proteger a mi familia. Sobre todo después de lo que le pasó a mi madre. No quería que la historia se repitiera. Tenía 18 años y de alguna manera llevaba la antorcha de mi madre e intentaba mantener vivo su legado para que se sintiera orgullosa", compartió Harry, haciendo que la docuserie recordara sus visitas a Lesoto. "Para mí África ha sido muy especial, así que era muy importante poder compartirlo con Meg. '¿Te vienes a Botsuana?' (era agosto de 2016). Me sorprendió que dijera que sí, esta mujer a la que he visto dos veces va a venir a Botsuana y viviremos en una tienda de campaña 5 días".
"Entonces llegué. Era la primera vez que lo veía en un mes. Fue incómodo, en plan ¿Nos besamos? Y recuerdo que me dio un sandwich de pollo. Nos subimos al coche y nos fuimos. Nos sentamos juntos, nos cogimos de la mano y nos dimos un beso incluso en medio de los baches, y después todo fluyó con naturalidad. Teníamos que conocernos antes de que se unieran el mundo y los medios", contó la pareja. "Fue todo tan abrumador, estar allí en nuestra pequeña tienda y en medio de la noche escuchar esos susurros. 'Estamos a salvo?'", le preguntó ella. "Sí, estamos bien, te prometo que te protegeré", le respondió él. "Y le creí".
"Podíamos ser nosotros mismos. No había distracciones, no había cobertura. No había espejo, no había baño. Afortunadamente nos gustamos mucho", expresó Meghan Markle. La relación siguió adelante y se veía cada dos semanas. Solía ser ella la que viajaba de Toronto a Londres: "Al principio, cuando nadie lo sabía, tenía más sentido que viniera ella. Podía venir y quedarse conmigo en Kensington. Podíamos conocernos sin que nadie nos sacara una foto y se convirtiera en noticia", dijo él. Todo tenía que ser secreto, lo que aceleraba la manera de conocernos cuando no eres libre de salir, sino que solo queda el estar juntos". Pero el tiempo se acababa. El Príncipe Harry contó que ya solo entra en Kensington y atravesar la barrera policial era un riesgo porque la gente habla. "No es solo en quién confías tú, sino en quien confían ellos". Harry y Meghan confiaron en los York, y según el libro 'Finding Freedom', cuyos autores hablaron con Bekia, la filtración vino del entorno del Príncipe Andrés y la Princesa Eugenia de York.
El 29 de octubre de 2016 les avisaron de que la historia iba a salir, así que se fueron a una fiesta de disfraces: "Me dijo, bueno, si va a salir mañana, ¡Divirtámonos esta noche! Fuimos junto a una fiesta de Halloween disfrazados para que nadie nos reconociera. Esta podría ser nuestra última oportunidad de salir y divertirnos. Su prima Eugenia y su novio de entonces, Jack, y mi amigo Markus también estaban allí. Fue genial, diversión absurda. A la mañana siguiente fue todo muy abrumador. Todo esto es nuevo para mí pero sé que me mantendrás a salvo", le dijo Meghan. "Fui un ingenuo, no sabía en lo que me estaba metiendo, pero en octubre de 2016 todo cambió. Cuando nos veíamos nos dábamos un abrazo enorme e intentábamos tener una vida lo más normal posible, como pasar un fin de semana con ella y su grupo de amigos".
Una historia contada de manera distinta
Y llegó la pedida de mano. Era noviembre de 2017: "Quería haberlo hecho antes, pero como tuve que pedirle permiso a mi abuela no pude hacerlo fuera de Reino Unido", explicó el Príncipe Harry. En aquel momento ostentaba el quinto lugar en la línea de sucesión y por tanto debía pedir permiso a la Reina, pero no es cierto que tuviera que estar en el país. De hecho, el Príncipe Guillermo pidió matrimonio a Kate Middleton en un viaje a Kenya. "Serví el champán mientras ella adobaba el pollo y eso delató un poco el juego. Dijo, '¿Champán? ¿Y eso?' No sé, es lo que tenía por aquí. No es que supiera que diría que sí, pero ya había traído a Guy, así que lo tenía de rehén. Y luego, en el jardín norte, donde daban los apartamentos del personal, puse 15 de esas velas eléctricas, me arrodillé, por supuesto". Entonces Meghan dijo que sí muy emocionada sobre esta pedida de mano de la que dio otra versión con respecto a lo que contaron en la entrevista de su compromiso, donde contaron que estaban en casa asando pollo cuando él se arrodilló. Otra pequeña variación de cómo fue su historia. Una amiga que participó en la docuserie dijo que hicieron una pequeña fiesta de compromiso en la que todos iban vestidos de animales. "Harry y Meghan llevaban unos trajes de pingüinos a juego porque lo pingüinos se emparejan de por vida".
En el episodio tres se alude a la entrevista de su compromiso, calificada por Meghan como una "telerrealidad orquestada. Estaba ensayado. Estuvimos fuera con la prensa, luego entramos y empezamos. Hay veces que quieren ver el anillo y tienes que enseñárselo". Aquel día de noviembre dijeron que la familia de él le había acogido muy bien. "Catherine ha sido increíble, al igual que Guillermo", señaló Harry, ante lo que Meghan añadió que Kate Middleton era maravillosa. "A lo que voy es que no nos permitieron contar nuestra historia porque ellos no querían", añadió Meghan. "Nunca hemos podido", finalizó Harry. Por supuesto sus palabras sentaron mal a Mishal Husain, la periodista que les entrevistó: "Sabemos que los recuerdos pueden variar, pero mi recuerdo es que me pidieron hacer una entrevista. Tuvimos una conversación con Harry y Meghan y dos miembros de su equipo y hablamos sobre lo que se trataría en la entrevista. Después, fuimos y colocamos nuestras cámaras y tras el posado ante la prensa grabamos la entrevista que duró 20 minutos", recordó la periodista, muy molesta con lo expresado por Harry y Meghan.