Una cláusula nazi abolida
El hijo de Benedicta de Dinamarca y el fallecido Príncipe Richard zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg se casa por fin con la que ha sido su pareja durante 19 años, Carina Axelsson, una mujer sin sangre real, morena, nacida en Estados Unidos y con orígenes suecos y mexicanos que trabajó como modelo y es escritora. Para la Familia Real Danesa esto nunca ha sido un problema, y tampoco para los zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, o al menos no para la familia paterna que conoció a Axelsson.
Si tanto han tardado en casarse ha sido por una cláusula establecida en el testamento del abuelo del Príncipe Gustav, que obligaba a sus herederos, si querían seguir siéndolo y conservar las propiedades de la dinastía, a casarse con unas exigencias hacia la esposa. Gustav, quinto Príncipe de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, desapareció en Bielorrusia cuando luchaba con los nazis en la II Guerra Mundial. No se le declaró muerto hasta que nació precisamente su nieto Gustav, hijo de Richard zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg y Benedicta de Dinamarca. En 1939 había dejado un testamento en el que exigía a su heredero que se casara con una mujer aria, noble y protestante, algo que sí cumplió el Príncipe Richard, pero no su hijo, convertido en el séptimo Príncipe de Sayn-Wittgenstein-Berleburg en 2017 a la muerte de su padre.
Precisamente su acceso completo al título y a las propiedades tras la muerte de su padre ha terminado posibilitando su boda debido al intento de un pariente, el Príncipe Ludwig Ferdinand, de hacerse con el control de la herencia familiar. El Príncipe Gustav ganó a su pariente y además logró que se invalidaran las cláusulas nazis establecidas por su abuelo, por lo que ya no había impedimentos para que Gustav y Carina puedan casarse.