El Gran Duque Heredero Guillermo de Luxemburgo y la Condesa Stéphanie de Lannoy ya son marido y mujer a los ojos de la Iglesia. El que hasta ahora era el último heredero soltero de una Casa Real Europea reinante ha contraído matrimonio con la ahora Princesa Stéphanie en una ceremonia religiosa celebrada un día después de su boda civil.
A esa hora salía del Palacio Ducal la Condesa Stéphanie de Lannoy, que arribó en un Bentley junto a uno de sus hermanos, haciendo su aparición minutos antes de que el reloj marcara las 11:00 de la mañana, hora fijada para el comienzo de la ceremonia. En ese momento se desvelaba el gran misterio de todo enlace, el vestido de novia, una creación de Elie Saab de encaje de color marfil, manga tres cuartos y velo de tul de seda del mismo tono que el vestido, rematado con una larga cola, así como una tiara perteneciente a la familia Lannoy.
Recuerdo a la memoria de la madre de Stéphanie
Con los invitados sentados en los bancos de la Catedral, y el novio esperando en el altar, Stéphanie ha hecho su aparición en el templo, un momento inolvidable en el que estuvo acompañada de su cuñada, la Princesa Alejandra de Luxemburgo y de su sobrina Antonia Hamilton como damas de honor, teniendo como pajes a Gabriel de Luxemburgo, los Condes Jehan, Carolina y Louise de Lannoy, Isaure y Lancelot de le Court y Madeleine Hamilton, todos ellos sobrinos de los contrayentes.
La novia recorrió el camino al altar serena con la música Grand Choeur Dialogué de Eugène Gigou como acompañamiento. El Gran Duque Heredero se ha mostrado muy cariñoso en cuanto ha tenido a su lado a Stéphanie, justo antes de que tuviera lugar un minuto de silencio en memoria de la madre de la novia, fallecida el pasado 26 de agosto. Finalizado el emotivo recuerdo, ha dado comienzo la ceremonia litúrgica, que ha sido oficiada por el Arzobispo Jean-Claude Hollerich.
Guillermo y Stéphanie, muy emocionados
Poco antes de las 12:00 horas ha llegado el momento más emotivo y esperado, pues ha sido cuando Guillermo y Stéphanie celebraron el sacramento del matrimonio tras intercambiarse las alianzas, convirtiéndose así en Príncipe y Princesa de Luxemburgo y Grandes Duques Herederos. Poco después se han ofrecido varias lecturas en distintos idiomas, entre ellos en portugués e inglés, esta última leída por el Príncipe Félix, hermano menor del novio.
Más tarde se han dado la paz y han participado en la comunión, mientras la emoción y alegría eran visibles en los rostros de Guillermo y Stéphanie entre temas de Mozart, Berthier y Wittal. La Princesa ha entregado su ramo a un paje, que ha ido a las manos del arzobispo, quien a su vez lo colocó ante la patrona de Luxemburgo. Más tarde ha sonado el himno nacional, que Stéphanie ha entonado, pues ya es Princesa de Luxemburgo, Gran Duquesa Heredera, y desde su boda civil, ostenta la nacionalidad del país que representa.
El Aleluya ha inundado la Catedral de Nuestra Señora mientras los novios y los testigos firmaban, tras lo cual los invitados se han puesto en pie y han aplaudido, dando así por finalizada una emotiva y bella ceremonia; Guillermo y Stéphanie han abandonado el templo para dirigirse al Palacio Ducal, desde donde han salido a saludar desde el balcón y se han dado un romántico beso; después han aparecido en la balconada los Grandes Duques y sus otros hijos. Posteriormente se ofreció una recepción para celebrar el enlace de los Grandes Duques Herederos.