Las bodas reales son historia. No son solo un acontecimiento en el que se reúnen Casas Reales de todo el mundo y altas personalidades, las calles se engalanan y medio mundo mira hacia los novios y hacia la Familia Real que casa a uno de sus miembros. Sirven para dar continuidad a la dinastía que reina en un determinado Estado, y una vez que el matrimonio esté asentado (o no, según la rapidez de cada pareja), vendrán los hijos, una obligación para los príncipes y princesas, sobre todo si sobre ellos pesa la responsabilidad de ser herederos.
Luxemburgo casó al Gran Duque Heredero Guillermo el 20 de octubre de 2012 con una aristócrata belga llamada Stéphanie de Lannoy. La ceremonia reunió a numerosos miembros de la realeza mundial, entre ellos a los entonces Príncipes Felipe y Letizia de España. La Familia Ducal, que es numerosa, se reunió en pleno, como también los Lannoy, una estirpe todavía mayor que la de los Nassau.
Félix y Clara se adelantan a la pareja heredera
Desde entonces, los luxemburgueses esperan la llegada de una gran noticia: el embarazo de la Princesa Estefanía, pero de momento, nada. Por el camino han llegado dos comunicados para anunciar que los Príncipes Félix y Clara iban a ser padres de su primera hija, la Princesa Amalia, nacida el 15 de junio de 2014, y que esperan a un segundo, que vendrá al mundo en otoño de 2016. Mientras tanto, los que tienen que asegurar la sucesión siguen sin formar una familia.
Si Doña Letizia tuvo que soportar rumores casi desde que se casó y fue incluso criticada por tardar en quedarse embarazada (cuando solo tardó 8 meses), para Stephánie de Luxemburgo los rumores no cesan. La Gran Duquesa Heredera no vive al margen de ellos y ha ofrecido declaraciones en relación a por qué no está llenando el palacio de bebés: "Estoy muy contenta disfrutando de los momentos que paso con mi marido, y no tengo plan de ser madre aún".
Parece que el retraso se debe a que la pareja prefiere disfrutar de su vida marital y no necesitan formar una familia por el momento, pese a que saben que están obligados a tener descendencia. De momento, la Princesa Estefanía tiene 32 años, edad en la que todavía puede esperar antes de ser madre. Eso sí, si desea tener una familia tan numerosa como la que trajo al mundo su madre o su suegra, no debería dejar pasar demasiado el tiempo.
Así, 4 años después de la boda real más importante de las últimas décadas en el Gran Ducado, Enrique y María Teresa de Luxemburgo esperan la llegada de un nieto que sería el heredero de su heredero, y que ostentaría el segundo lugar en la línea de sucesión fuera varón o mujer, ya que el Gran Duque se encargó de eliminar la discriminación por sexo en la Corte Luxemburguesa. Parece que por ahora, el país europeo tendrá que conformarse con los bebés de los Príncipes Félix y Clara.