Cuando la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo se confinaron en Windsor Castle en marzo de 2020 para protegerse de la pandemia se dictaron instrucciones muy precisas. Las personas que se quedaban con la Monarca y el Príncipe Felipe debían cumplir escrupulosamente las recomendaciones sanitarias y permanecer aisladas no solo mientras estuvieran de servicio, sino también una semana antes de reincorporarse.
La mayor parte del personal ha cumplido las normas, pero no así trece soldados que custodian Windsor Castle, que fueron encarcelados por romper el confinamiento. Se les acusa de haber asistido a una fiesta en un parque en el que hubo alcohol y cocaína y que habría tenido lugar a finales de junio de 2020. Por si fuera poco, había personas externas a la residencia real, por lo que rompieron la férrea disciplina para evitar que el virus entrara en Windsor Castle.
Los miembros de la Guardia Galesa fueron condenados a pasar entre 14 y 28 días de arresto en la prisión militar Glasshouse en Colchester. De ellos, cuatro habían consumido cocaína, por lo que de acuerdo con Daily Mail, serán expulsados del Ejército una vez cumplan la condena y no volverán a Combermere Barracks, donde estos guardias tienen su base.
A pesar de la gravedad de los hechos, la Reina y el Duque de Edimburgo no habrían estado nunca en riesgo al no tener estas personas contacto directo con la pareja real. Así lo asegura una fuente del Ejército, que señala que la Monarca y el Príncipe Felipe nunca estuvieron en peligro por la temeridad de los miembros de la Guardia Galesa.
La HMS Bubble
Para proteger a la Reina y al Duque de Edimburgo se creó un grupo de personas al que se llamó HMS Bubble. Tenían turnos rotativos de tres semanas, descansando durante otras tres. Durante su tiempo libre tenían dos semanas para estar con su familia haciendo todo lo que fuera posible en aquel tiempo, pero en la última antes de volver a Windsor Castle debían permanecer en aislamiento y someterse a la prueba del coronavirus antes de su reincorporación. Por otro lado, Paul Whybrew y Edward Young y Tony Johnstone-Burt se confinaron junto a Isabel II y el Príncipe Felipe y no volvieron a sus casas, por lo que no fue necesario que tomaran las mismas medidas que los otros trabajadores.