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FAMILIA IMPERIAL RUSA

La Gran Duquesa María de Rusia: ¿heredera legítima al trono de los Romanov?

La Gran Duquesa María de Rusia: ¿heredera legítima al trono de los Romanov?
Juan Salgado
Publicado el Viernes 27 julio 2018 10:00 Última actualización: Lunes 30 julio 2018 14:02
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Ella misma se autoproclama así, pero en realidad no es la única descendiente del último Zar. Son varios los pretendientes que también reclaman sus derechos.

La Revolución Rusa será recordada durante siglos por haber marcado un antes y un después en el devenir de la Historia, sobre todo a nivel político. Sin embargo, en lo que normalmente no se suele poner tanto el foco de atención es en el hecho cuanto menos llamativo de cómo esa revolución erradicó casi por completo una dinastía de reyes con tres siglos de historia. Con el brutal asesinato del Zar Nicolás II y su familia, los Romanov quedaron totalmente descabezados y a día de hoy, 100 años después, todavía siguen peleándose por ver quién se sentaría en el depuesto Trono Imperial Ruso.

El origen del problema

El Zar Nicolás II de Rusia con su hijo y heredero, el Zarevich Alexei RomanovEl Zar Nicolás II de Rusia con su hijo y heredero, el Zarevich Alexei Romanov

Al igual que en prácticamente todas las monarquías europeas de la época, la sucesión del trono ruso estaba regida por la Ley Sálica: aquella en la que la prevalencia corresponde a los descendientes varones. Debido a esto, tras la muerte del Zar Nicolás II y de su heredero, el Zarevich Aleksei, la línea de sucesión directa quedó rota por completo y hubo que volver a la generación anterior para encontrar a un sucesor varón.

El elegido fue el Gran Duque Cirilo Vladimirovich, primo-hermano del último Zar. Sin embargo, no todos los miembros de la familia estaban dispuestos a aceptarlo. El nuevo heredero fue acusado de simpatizar con las tropas bolcheviques y algunos sectores monárquicos consideraron que estos hechos le excluían de convertirse en pretendiente al trono (algo que le correspondía de forma natural).

Los contrarios a esta línea de sucesión proponían como alternativa a una generación todavía más arriba en el árbol genealógico: la encarnada por los descendientes de su tío-abuelo, el Gran Duque Nicolás Nikolaievich. Una opción igual de válida en cuanto a que este era el candidato varón inmediatamente anterior pero al que, habiendo un heredero posterior, no sería necesario recurrir. En cualquier caso, a partir de entonces la dinastía quedaría escindida en dos ramas irreconciliables y con las mismas aspiraciones.

María Vladimirovna Romanov, la candidata oficial

Cirilo Vladimirovich tuvo que exiliarse a Francia tras la revolución y allí se autoproclamó Emperador de Rusia en 1924. Pese a no contar con el apoyo unánime de toda su familia, la comunidad internacional decidió reconocerle como el principal heredero de los Romanov. Desde entonces sus descendientes pasarían a ser considerados como los elegidos para volver a sentarse en el Trono Imperial si algún día se restablece la monarquía en Rusia.

Vladimir Kirilovich fue el único hijo del autoproclamado Cirilo I, así que la sucesión de los derechos dinásticos en esta rama no supuso ningún problema: era un varón y sin hermanos varones. No obstante, los problemas surgirían a raíz de que Vladimir solamente tuvo una hija: la Gran Duquesa María Vladimirovna. Esto sí que volvió a reabrir la polémica por el trono, ya que en teoría la Ley Sálica da preferencia a los candidatos varones y las otras ramas familiares sí tenían descendientes de sexo masculino. Aún así, ajena a todo esto, María asumió los derechos de su rama familiar y se convirtió en la primera mujer de la dinastía en ser heredera.

María Vladimirovna Romanov y su hijo Jorge Mijailovich RomanovMaría Vladimirovna Romanov y su hijo Jorge Mijailovich Romanov

Nacida en Madrid el 23 de diciembre de 1953, es licenciada en Historia y Literatura Rusa por la Universidad de Oxford y por si no bastase con toda la sangre real que corre por sus venas, en 1976 contrajo matrimonio con el Príncipe Francisco Guillermo de Prusia (bisnieto del último emperador de Alemania y tataranieto de la Reina Victoria de Inglaterra). Se divorciaron en 1982, pero de su unión nació un nuevo heredero para la dinastía: el Gran Duque Jorge Mijailovich (1981).

Con la caída de la Unión Soviética se volvió a permitir a los Romanov pisar su país, por lo que desde entonces la vida de María Vladimirovna transcurre entre España y Rusia. Allí ejerce una gran labor diplomática y a favor de los derechos de sus antepasados. Para todo ello se sirve de sus excelentes relaciones con Vladimir Putin, con el Vaticano y con el resto de familias reales europeas.

La interminable lista de candidatos oficiosos

Llegados hasta aquí hay que hacer un punto y aparte para explicar quiénes son los miembros de la otra rama familiar en disputa por el trono. Como ya se ha mencionado anteriormente, los descendientes del Gran Duque Nicolás Nikolaievich tienen también su parte de razón a la hora de reivindicar sus pretensiones, por lo que desde el primer momento no han cesado en mostrarse firmes y nunca han renunciado a sus demandas.

El único de ellos que pudo sobrevivir y huir de la revolución bolchevique fue el Gran Duque Román Petrovich. Él fue el encargado de unificar a gran parte de la familia entorno a una asociación que velase por sus derechos y defendiese sus intereses. Aunque no llegó a conseguirlo en vida, fue su hijo Nicolás Romanovich quien creó la 'Asociación de la Familia Romanov'. En ella están integrados prácticamente todos los descendientes de la dinastía a excepción de la rama familiar a la que pertenece la Gran Duquesa María Vladimirovna, quien considera esta agrupación poco menos que ilegal.

Dimitri y Nicolás Romanovich durante el funeral de María Feodorovna en CopenhageDimitri y Nicolás Romanovich durante el funeral de María Feodorovna en Copenhage

Entre los logros de este último al frente de la "otra" Casa Imperial Rusa cabría destacar su labor de intermediación entre los gobiernos danés y ruso para conseguir trasladar los restos de la Emperatriz María Feodorovna de vuelta a Rusia para que reposasen con el resto de su familia. Lamentablemente murió en 2014 a los 91 años dejando únicamente descendencia femenina. Por lo tanto, el encargado de sucederle fue su hermano menor.

En este caso lo de menor es una mera cuestión de nacimiento, porque Dimitri Romanovich tenía ya 88 años cuando se convirtió en heredero. De hecho, a los dos años falleció sin dejar descendencia, por lo que después de tres generaciones esta rama familiar quedó extinta.

Cuando por fin la Gran Duquesa María Vladimirovna tenía vía libre para sentarse en su inexistente trono, apareció un nuevo heredero de otra rama distinta: el Príncipe Andrés Andreevich Romanov. Es nieto de la Gran Duquesa Xenia y por lo tanto sobrino-nieto del Zar Nicolás II. Aunque en la actualidad es el Presidente de la 'Asociación de la Familia Romanov', lo cierto es que sus derechos son muy discutibles, puesto que desciende de una rama familiar femenina y según la Ley Sálica eso le excluiría de la lista de aspirantes al trono. Aún así, lo mismo podría aplicarse a su oponente, por lo que si algún día se restablece la monarquía en Rusia habrá que ver si no estalla una nueva revolución entre sus aspirantes.

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