La Infanta Pilar, una matriarca sin pelos en la lengua
Uno de los escándalos más recientes en los que se ha visto envuelta vino a raíz de la publicación de los Papeles de Panamá. En ellos se desvelaba que la Infanta había tenido durante 40 años una empresa radicada en este paraíso fiscal y que se había beneficiado de exenciones de impuestos. Se vio obligada a emitir un comunicado de prensa formal, pero en persona no dudó en acusar a los periodistas: "El escándalo lo están montando ustedes".
Por todo ello la Casa Real se ha visto obligada a darle varias reprimendas (sobre todo cuando ella fue quien adelantó el compromiso de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín antes de que se hiciese oficial) y en la actualidad ya han optado por prevenir antes de curar. Ante el ingreso de Urdangarín en la prisión de Brieva, la propia Reina Sofía se personó en casa de su cuñada para avisarla de que tuviese cuidado con lo que decía. En cualquier caso, Doña Pilar siempre será un verso suelto.
Sus hijos: entre la discreción y la agresividad
Pilar de Borbón contrajo matrimonio el 5 de mayo de 1967 con Luis Gómez-Acebo. Aunque era aristócrata, debido a la condición de plebeyo de su marido, la Infanta se vio obligada a renunciar a sus derechos dinásticos tanto para ella como para los cinco hijos habidos de este matrimonio: Simoneta, Juan, Bruno, Beltrán y Fernando. Aún así, todos ellos han sabido aprovecharse de sus orígenes y reivindicar su condición de personas 'reales'.
De todos ellos la más conocida es Simoneta. Al igual que su madre es una persona cercana a los medios de comunicación, debido en gran parte a su puesto como relaciones públicas de la firma Cartier. Aún así, ha conseguido siempre mantener un perfil discreto y no dar demasiado de lo que hablar. Su única polémica se produjo en septiembre de 1990 cuando apareció en la portada de la revista ¡Hola! retratada como si de una princesa se tratase junto a la Guardia Real en el Palacio de Oriente. La imagen provocó muchas críticas y de hecho el Rey Juan Carlos decidió no acudir a la cena posterior al enlace (aunque sí a la ceremonia en la Catedral de Palma).
Muy cercano a su hermana, pero de carácter totalmente opuesto es Fernando Gómez-Acebo. El benjamín de la familia es también el que más problemas ha causado debido a su talante déspota, autoritario y un tanto agresivo. Esto es algo que se pudo comprobar durante sus años de matrimonio con Mónica Martín-Luque. Para el recuerdo queda la vez que decidieron ir de compras por Madrid y dejaron su coche aparcado en el carril Bus-VAO con un cartel de "Prioridad Oficial, Casa de Su Majestad el Rey". Desde La Zarzuela se vieron obligados a emitir un comunicado en el que calificaban de "inaceptable" el comportamiento del sobrino del Rey Juan Carlos.
Por desgracia ese no fue el único episodio de este tipo. Años atrás ya había acaparado titulares por negarse a recoger las heces de su perro en el aeropuerto de Madrid, llegando a exigir que acudiese a hacerlo el personal de la limpieza. Recientemente protagonizó otro altercado en el aeropuerto con su todavía esposa Nadia Halamandari. A su llegada de un viaje se vieron sorprendidos por un considerable número de fotógrafos, algo que abrumó a la periodista griega. Según informó en su día 'El Economista', el primo de Felipe VI no dudó en increpar a uno de ellos diciéndole: "Voy a hablar con tu jefe, gordo".
Los negocios inmobiliarios, el 'talón de Aquiles' de la familia
Los restantes Gómez-Acebo apenas han dado de lo que hablar, a excepción de Bruno, que ha heredado los negocios de su padre en el sector inmobiliario y su misma poca fortuna. Cabría recordar que el Duque de Badajoz llegó a ser denunciado en 1984 por presunto delito de estafa después de que los compradores de una urbanización alegasen haber sido engañados por la empresa constructora en cuanto al precio total a pagar.
Lo cierto es que Doña Pilar tampoco se libra, ya que durante esos años también fue denunciada por un vecino de su residencia en Mallorca alegando que las obras realizadas por la Infanta (ampliar una planta y media al edificio) le habían quitado las vistas al mar. Finalmente el Tribunal Supremo le obligó a derribar la planta en cuestión.
El caso es que Bruno Gómez-Acebo ha decidido dedicarse también a los negocios inmobiliarios y en varias ocasiones se ha visto obligado a pasar por los juzgados. La primera de ellas fue en 2012, cuando comenzó a investigarse a la compañía con la que hacía negocios, Comercializadora Peninsular de Viviendas (CPV). La actividad de esta empresa resultó ser una estafa, ya que cobraba a familias por viviendas que nunca se construían. Los promotores de CPV fueron encarcelados y a raíz de todo esto se descubrió que esta fue la compañía que compró Villa Giralda, la residencia de los Condes de Barcelona (abuelos de Bruno) en Madrid. La venta se efectuó en 2002 por 2'7 millones de euros y de esa cantidad se derivó una comisión de 1'5 millones para Bruno y sus socios.
En 2016 volvió a ser denunciado, pero en este caso por alguien de su propia familia: su primo Luis Alfonso de Borbón. Ambos habían llegado a un acuerdo en 2009 para que el hijo de Doña Pilar se trasladase a la que fue residencia del fallecido Duque de Cádiz y en ese momento propiedad de su hijo Luis Alfonso. Se fijó un alquiler mensual de 3.000 euros que Bruno dejó de pagar en 2012.
Se dice que Luis Alfonso quiso resolver las cosas pacíficamente sin tener que llegar a la Justicia, pero los dos Borbones no consiguieron llegar a acuerdo y la cantidad reclamada no era para menos: 145.000 euros. El caso es que al final Bruno a su vez denunció a Luis Alfonso, exigiéndole que le descontara de esa cantidad todo el dinero que supuestamente se había tenido que gastar en rehabilitar la casa.
Mala suerte también en el amor
En 2009 la estabilidad familiar comenzó a tambalearse y la Infanta Pilar vivió algo parecido al famoso "annus horribilis" de su prima Isabel II de Inglaterra. En este caso no hubo incendios, pero sí las separaciones casi consecutivas de Beltrán con Laura Ponte y a los pocos meses de Simoneta con José Miguel Fernández Sastrón. Unos años más tarde vendría también la de Fernando con Mónica Martín Luque en 2011.
De este modo, los Gómez-Acebo se convirtieron en una particular versión de sus primos Windsor en la que todos los hermanos estaban separados a excepción de uno. En el caso británico es el Príncipe Eduardo y aquí es Bruno Gómez-Acebo, quien desde 2002 está felizmente casado con Bárbara Cano, con la que tiene tres hijos.
A Simoneta no se le ha vuelto a conocer ninguna pareja, pero sus otros dos hermanos sí han vuelto a casarse. Fue en 2016 cuando Beltrán y Fernando parecieron ponerse de acuerdo para darle una nueva oportunidad al amor con Andrea Pascual y Nadia Halamandari respectivamente. La relación de Fernando fue la que salió peor parada, ya que a los pocos meses, después de haber tenido un hijo en común, la pareja se separó.
El único que quedaba soltero era Juan Gómez-Acebo y en 2014 se casó con la estadounidense Winston Holmes Carney en una ceremonia casi secreta en el Consulado Español de Miami. Habrá que esperar para ver qué les depara el futuro a él y a su poco convencional familia.