La Princesa habría dado su consentimiento a los Duques de Sussex para grabar en uno de los condominios pertenecientes a la Familia Real, la 'casita de Wendy'.
Es un hecho que la relación entre el Príncipe Harry y Meghan Markle con el resto de la Familia Real británica no pasa por un buen momento. Tras la decisión de los Duques de Sussex de abandonar la Casa Real en 2020 y sus desencuentros con el resto de los miembros de la realeza, el Príncipe y su mujer decidieron sacar a la luz todos los problemas que han tenido con la Familia Real desde su matrimonio en 2018 a través de una docuserie de seis capítulos, titulada 'Harry y Meghan'. Este proyecto de la pareja ha dado mucho de qué hablar y no solo por sus declaraciones en lo que respecta a sus familiares o las historias que los Duques de Sussex cuentan en él, sino también por alguno de los lugares en los que se llevaron a cabo las grabaciones.
Resulta muy llamativa una de las imágenes de la pareja, sentados en una pequeña salita con cortinas a cuadros amarillas y tomando el té de un pequeño juego en tonos rosados. Según varias informaciones, esas imágenes habrían sido tomadas dentro de la 'casita de Wendy', el nombre cariñoso que recibe la casa de muñecas a tamaño real que perteneció a la Reina Isabel, por lo que formaría parte del conjunto de inmuebles pertenecientes a la realeza británica. Han sido muchas las críticas que han surgido tras verse las imágenes de los Duques, pero, principalmente, una duda: la de si la pareja pidió permiso para grabar dentro de esa ubicación. La cabaña, cuyo nombre oficial es Y Bwthyn Bach y Wales Cottage, fue hecha a tamaño real para que los pequeños de la realeza jugasen en su interior, se ubica dentro del Royal Lodge de Windsor, y pertenecería en la actualidad a Beatriz de York.El permiso de la Princesa Beatriz
Según varias informaciones, la Princesa habría concedido el permiso a los Duques de Sussex para grabar en su interior, un hecho que demostraría la buena relación que existe entre la hija del Príncipe Andrés y el matrimonio. Aunque se desconoce si Beatriz de York sabía de los propósitos de las grabaciones que el Príncipe Harry y Meghan Markle querían llevar a cabo en esa ubicación, y que después se utilizarían en el montaje de su docuserie, en la que la Casa Real se ha visto seriamente afectada por sus declaraciones.
La cabaña fue regalada por el pueblo de Gales a la entonces Princesa Isabel por su sexto cumpleaños, en 1932. Con todos los adelantos de los que la época disponía, la casa fue construida por trabajadores galeses y en ella introdujeron electricidad y agua corriente, dos grandes avances para la época. La edificación fue remodelada al completo ya bajo la supervisión de Beatriz de York, a quien la Reina se la concedió en 2010. La cabaña posee una cocina, una sala de estar, un dormitorio y un baño, así como todos los muebles y electrodomésticos necesarios y de los que debe disponer una casa.
La Reina Isabel II le tuvo un gran cariño a la casa, en la que guardaba muchos recuerdos de su infancia junto a su hermana, la Princesa Margarita. Con el paso del tiempo, sus hijos pasaron a formar parte de ese grupo de niños reales con el privilegio de poder disfrutar de la casa de muñecas a tamaño real y, tras ellos, sus nietos y biznietos. Beatriz de York fue, junto a la Reina, una de las niñas que más cariño le profesaría a la pequeña cabaña, razón por la que la monarca decidió concedérsela en 2010 para que estuviera bajo su supervisión.