Si el año pasado las vacaciones de la Familia Real Española fueron atípicas por la unidad que mostraron sus miembros, en esta ocasión lo ha sido aún más debido a las ausencias de unos y a los viajes relámpagos de otros, que han conseguido que los típicos veraneos de la Casa Real en la isla balear sean ya cosa del pasado.
Posteriormente lo hicieron los cuatro hijos de los Duques de Palma, Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarín, que volaron desde Barcelona hasta Palma de Mallorca.
Mientras tanto, la Infanta Cristina declinó reunirse con su familia y se quedó en su casa de Pedralbes con su marido, Iñaki Urdangarín, a quien ha querido mostrar nuevamente su apoyo y de paso evitar viajar a Mallorca, un lugar que muestra gran hostilidad por la figura de los Duques.
Una feliz Reina llevó a seis de sus nietos a navegar a Cabrera a bordo de la Somni, embarcación con la que solían seguir las regatas de la Copa del Rey de Vela. Allí se pudo ver a los niños Lugo y los Palma muy felices de volver a estar juntos, pues en los últimos meses no han podido verse por el 'exilio' en el que se encuentran los Duques y sus vástagos en Washington.
Los Duques de Palma y sus hijos celebraron San Ignacio
Tras finalizar la travesía, los niños Palma tuvieron que hacer el equipaje, pues como publicó El País, Juan, Pablo, Miguel e Irene tuvieron que regresar a Barcelona este martes por la tarde tras ser requeridos por sus padres, por lo que su estancia ha sido de apenas dos días.
Según el citado medio, Cristina e Iñaki quisieron que sus hijos regresaran a la ciudad condal para que estuvieron en la cena que se celebró en la casa de Pedralbes con motivo del Día de San Ignacio, onomástica del Duque de Palma, que también compartió velada con amigos y familiares que se desplazaron al domicilio de Elisenda Pinós.
De este modo, la Reina se ha quedado sola con la Infanta Elena y Felipe y Victoria, de quienes se desconoce su fecha de partida, al igual que tampoco se sabe con exactitud cuándo arribarán el Rey y los Príncipes de Asturias con sus hijas para pasar unos días en Marivent, en este todavía más atípico verano real.