El verano de Felipe de Marichalar está siendo de todo menos tranquilo. Ha pasado por Madrid, Ibiza, Mallorca, Marbella e incluso Pamplona, donde dio rienda suelta a su pasión por la fiesta y por los toros y se comportó como un chico más, tanto que incluso cogió el transporte público.
Después de sus fabulosas vacaciones con los Borbón y Grecia en Mallorca, ha puesto rumbo al sur de España, concretamente a Sotogrande, donde cada año pasa unos días en agosto con su padre, Jaime de Marichalar. El convenio regulador firmado por sus padres así lo estipulaba, y aunque ahora que es mayor de edad ya no tiene validez, al aristócrata le sigue gustando pasar unos días con su progenitor.
En esta ocasión no ha estado solo, ya que ha viajado junto a su inseparable novia, Mar Torres-Fontes, con la que está recorriendo las playas de España en el que está siendo el verano de su vida. Como señala Informalia, Jaime de Marichalar ya la conoce y parece estar encantado con esta chica que hace feliz a su primogénito.
Antes de dejase ver por Sotogrande, la pareja estuvo en Marbella, ciudad en la que había estado semanas antes con motivo del concierto de Juan Luis Guerra en el Starlite Festival. Froilán y Mar Torres-Fontes estaban invitados a la Gala Starlite, pero ante la ingente cantidad de prensa congregada, prefirieron no asistir.
Enfadado con la prensa
La relación entre Felipe de Marichalar y los medios de comunicación es un tanto tensa, y eso que en Mallorca facilitó el trabajo a los fotógrafos como no ha hecho la Reina Letizia. Sin embargo, ha vivido un nuevo desengaño, esta vez con Carmen Duerto de La Razón, con la que mantuvo una charla en el Náutico de Palma que ella plasmó en su periódico. El problema es que Álvaro de Marichalar allí presente le animó a conversar con ella porque según él, La Razón era el único periódico que podía leerse hoy día, lo que había aprovechado Froilán para criticar a la prensa española, algo que la periodista reflejó en su columna. Una vez más, el nieto de Juan Carlos I quedaba en mal lugar, ya que su posición como sobrino del Rey de España le obliga a ser discreto y a no hacer ciertos comentarios públicamente.