99 años y casi 10 meses fue lo que vivió el Duque de Edimburgo. No todo el mundo logra alcanzar tanta edad, todo un récord que además le situó como el hombre más longevo de la Familia Real Británica, siendo solo superado en el momento de su muerte por dos mujeres, la Reina Madre (101), y la Princesa Alicia, Duquesa de Gloucester, a quien le faltaron dos meses para cumplir los 103. Fue también el consorte que más años ejerció como tal, a lo que ayudó el largo reinado de Isabel II, así como un hombre que ha dejado una huella y un legado imborrable tanto en la Familia Real Británica como en Reino Unido, la Commonwealth y en el resto del mundo.
Parecía inmortal, pero nadie lo es, aunque su fallecimiento provocó un enorme impacto a pesar de lo poco que le faltaba para cumplir un siglo de vida. Como expresó la Princesa Ana: " Sabes que va a suceder, pero nunca estás realmente listo ". A pesar de lo mucho que le van a echar todos de menos, y sobre todo la Reina, que siente un gran vacío tras haber perdido al que fue su marido durante 73 años y al que definió como su fortaleza y una persona a la que tanto ella, como su familia, nunca olvidarán, tienen el consuelo de que el Duque de Edimburgo vivió una existencia larga y con buena salud casi hasta el final.
El Príncipe Felipe era todo un duque de hierro. Era enérgico, vital, dotado para el deporte, y royal incansable que dedicó su vida a divertirse, sí, pero también al servicio a la Reina, a la Corona, a Reino Unido y a la Commonwealth: "Yo, toda su familia y este y otros muchos países tenemos con él una deuda mayor de la que él nunca reclamaría, o que nunca sabremos", declaró la Reina en 1997, año en el que celebró su 50 aniversario de boda con el Duque de Edimburgo. Se cuidaba mucho, comía de forma saludable, practicaba ejercicio hasta que pudo hacerlo, y aunque perdió visión y audición, siguió haciendo casi todo, aunque más despacio. Se encaminaba a los 100 años, algo a lo que nunca quiso llegar, o al menos eso expresó 20 años atrás, cuando se acercaba a los 80 y podía presumir de estar muy bien de salud, derrochando siempre una energía que hubieran querido para sí personas más jóvenes. Estaba tan bien que seguía conduciendo hasta que en enero de 2019 provocó un accidente del que salió ileso y que le costó que le obligaran a dejar de conducir. Pero el tiempo pasa y pesa.
En marzo de 2020, el Duque de Edimburgo se encontraba en Wood Farm, residencia en los terrenos de Sandringham en la que se instaló tras retirarse de los actos oficiales en agosto de 2017 con nada más y nada menos que 96 años de vida y casi 70 de servicio a la Corona (y sin contar su tiempo en la Marina Real antes de casarse con la Reina). Allí se encontraba feliz, recibiendo visitas de Isabel II y de otros familiares y amigos o viajando él de vez en cuando. Leía, pintaba, escribía cartas, hablaba por teléfono y disfrutaba de una jubilación bien merecida. La pandemia lo cambió todo. El Príncipe Felipe fue trasladado a Windsor Castle para confinarse junto a la Reina Isabel. Comenzó así una etapa muy complicada, pero al mismo tiempo tuvo como lado positivo este reencuentro de una pareja que siempre se quiso y se apoyó, pero que llevaba tiempo sin disfrutar junta de una estancia tan larga, estancia que terminó siendo permanente. Se estableció la HMS Bubble, una burbuja para proteger a la Reina Isabel y al Duque de Edimburgo por la que se establecieron turnos rotativos entre el servicio que incluían cuarentenas.
En aquellos meses de confinamiento, la Reina Isabel montaba a caballo, mientras que el Duque de Edimburgo prefería aficiones más tranquilas. Solían reunirse para pasear y para cenar, y disfrutaron de su mutua compañía recordando aquellos años felices cuando se enamoraron, se casaron, vivieron en Malta y formaron una familia. Cuando el 10 de junio de 2020 el Duque de Edimburgo cumplió 99 años se publicó una foto en la que aparecía con la Reina. Ambos tenían muy buen aspecto y se les veía con una energía no tan habitual entre los nonagenarios. Faltaba un año para los 100, un centenario que la Reina quería celebrar, algo que no deseaba el Duque de Edimburgo, que no quería ningún alboroto ni nada especial en caso de cumplir un siglo de vida. Lamentablemente no llegó al centenario.
Llegó el verano, y la Reina y el Duque de Edimburgo salieron de su aislamiento para celebrar la boda de su nieta, la Princesa Beatriz de York, con Edoardo Mapelli Mozzi. La pareja esperaba haberse casado el 29 de mayo de 2020 en la Capilla de St James para después disfrutar de un banquete en Buckingham Palace. Sin embargo, la pandemia acabó con sus planes, y aunque en un primer momento pensaron en dejarlo para 2021, optaron por casarse atendiendo a las restricciones. Se dieron el 'sí, quiero' en la Capilla de Todos los Santos de Windsor, y entre los invitados estuvieron los orgullosos abuelos, que posaron, con distancia de seguridad, con los novios una vez ya convertidos en marido y mujer. Pensando en lo que vino después, Beatriz de York habrá agradecido haberse casado a pesar de que no pudo tener la boda que quería. Lo que sí tuvo es a sus abuelos paternos presentes, que sin duda fue lo más importante.
Se pudo ver al Duque de Edimburgo días después del enlace de su nieta cuando cedió el cargo de Coronel en Jefe del Regimiento 'Los Rifles' a Camilla Parker. El traspaso fue a distancia porque él estaba en Windsor, mientras que la Duquesa de Cornualles se encontraba en Highgrove. Lo importante es que el Príncipe Felipe parecía estar muy bien, iba muy elegante y a pesar de los achaques, se encontraba mejor de lo que se podría esperar en un hombre de 99 años. En agosto, la Reina se salió con la suya y la pareja trasladó su burbuja a Balmoral, donde recibieron visitas familiares. Semanas más tarde, viajaron a Wood Farm para pasar dos semanas en la que el Duque de Edimburgo ejerció de anfitrión con su esposa. La idea del Príncipe Felipe era quedarse allí y que la Reina volviera a Windsor Castle, retomando Buckingham Palace como lugar de trabajo. La virulencia de la segunda ola de la pandemia durante el otoño de 2020 lo hizo imposible, así que la Monarca y su consorte regresaron juntos a Windsor para su segundo confinamiento. La Reina seguía con sus compromisos oficiales a distancia salvo una excepción con el Príncipe Guillermo en octubre de 2020.
El 20 de noviembre de 2020, la Reina y el Duque de Edimburgo celebraron su 73 aniversario de boda, habiendo sido la pareja de la Familia Real Británica que más tiempo ha permanecido casada, otro récord que ya habían establecido años atrás. Lo celebraron en la tranquilidad de Windsor Castle, disfrutaron de los dibujos y dedicatorias que les enviaron sus bisnietos Cambridge. Un mes más tarde, esa soledad siguió en Navidad. La Casa Real Británica ya había comunicado que la pareja pasaría sola las fiestas, renunciando a ir a Sandringham por primera vez en tres décadas y señalando que era una oportunidad para que los miembros de la Familia Real Británica pudieran pasar tan señaladas fechas con otros parientes. Como muestra de amor, la Reina mostró solo una foto del Príncipe Felipe en la mesa que se veía en el plano. Esa fue la última Navidad del Duque de Edimburgo.
Su enfermedad y muerte
El 6 de febrero de 2021 la Reina celebró en privado su 69 aniversario de reinado. Quizás ya sabía que su consorte no estaría cuando alcanzara los 70. El 9 de febrero de 2021 nació su noveno bisnieto, August Philip Hawke. Al día siguiente, el Duque de Edimburgo era ingresado en el King Edward VII's Hospital de Londres. En un primer momento se dijo que llevaba unos días sintiéndose mal y que su médico le recomendó el ingreso para descansar y estar en observación. Se dejó claro que el Príncipe Felipe estaba de buen ánimo. Una semana más tarde se confirmó que lo que mantenía al Duque de Edimburgo ingresado era una infección. El 1 de marzo de 2021 fue trasladado al St Bartholomew's Hospital de Londres para ser tratado de una afección cardiaca preexistente por la que tuvo que ser intervenido. Finalizado el procedimiento y tras haberse recuperado, fue llevado nuevamente al King Edward VII's Hospital, de donde salió el 16 de marzo de 2021 con el alta médica para regresar a Windsor Castle. A su salida del hospital se tomaron imágenes del Duque de Edimburgo y se pudo comprobar que no se encontraba bien. El 21 de marzo de 2021 vino al mundo su décimo bisnieto, Lucas Philip Tindall, el último en nacer mientras el Príncipe Felipe estaba con vida.
Su deseo era morir en casa. Odiaba los hospitales y no quería decir adiós a este mundo en uno. Nunca llegó a recuperarse del todo. Apenas salía de su cuarto, y aunque se mantuvo lo bastante lúcido para tener contacto telefónico con familiares y amigos, porque como ya dejó caer el Príncipe Harry, las videollamadas no eran lo suyo, su vida se fue apagando. Tres semanas después de recibir el alta volvió a sentirse mal. La Reina Isabel respetó su deseo y no fue llevado al hospital. Murió el 9 de abril de 2021 a los 99 años y lo hizo pacíficamente, sin hacer ruido, como le gustaba vivir a pesar de su posición, y con la tranquilidad de haber podido despedirse de su familia. Logró además tener un funeral menos pomposo de lo que le hubiera correspondido, pero no evitó un sinfín de homenajes, culminando en un funeral en Windsor Castle tras el que será enterrado en la Bóveda Real, el lugar en el que descansó su madre hasta que fue enterrada en Jerusalén. En su caso, permanecerá en la Bóveda Real de la Capilla de St George de Windsor Castle hasta la muerte de la Reina Isabel. Será entonces cuando ambos descansarán para toda la eternidad en la Capilla Conmemorativa de Jorge VI en Windsor Castle.