Un largo conflicto
El fracaso de las negociaciones augura una larga batalla judicial por las joyas de una Corona que ya no existe. El Banco de Italia, único órgano estatal presente en la reunión justificó que su papel se limita exclusivamente a la custodia de las joyas, que se encuentran precintadas y selladas en la citada cámara y a las que no pueden acceder sin coordinación de las instituciones implicadas.
En declaraciones a La Vanguardia, Filiberto de Saboya, que quiere organizar una exposición con las alhajas, ha asegurado que las joyas no se habían reclamado hasta ahora porque los herederos nunca se habían puesto de acuerdo: "Las joyas no tienen nada que ver con las joyas del Estado y lo normal sería devolverlas a la familia. Son piezas de propiedad privada, regaladas en bodas o compradas", asegura al citado medio.
El hijo de Víctor Manuel de Saboya asegura que nunca ha visto físicamente las joyas y que solo las conoce por informes y fotografías. Fue la casa Bulgari la encargada de la catalogación de las piezas en 1976, si nos atenemos a la tasación de aquel momento estaríamos hablando de un valor de 18 millones de euros, pero algunos medios nacionales llegan a valorarlas por 300 millones, algo que no parece importar en exceso a Filiberto de Saboya, que apela al valor histórico y sentimental de esas piezas para su familia.