Los hijos de la Infanta Pilar han logrado llegar a un acuerdo con respecto a las propiedades que les dejó su madre. El que ha tenido que ceder es Fernando Gómez-Acebo.
La Infanta Pilar falleció el 8 de enero de 2020 a los 83 años. Dejó una amplia descendencia formada por cinco hijos y 11 nietos que tienen derecho a repartirse la fortuna de la Duquesa de Badajoz, formada por joyas, efectivo y sobre todo unas propiedades que tienen un gran valor sentimental para todos los Gómez-Acebo.
Con su muerte, sus cinco hijos, que son los herederos, tuvieron que tomar una decisión. Juan, Bruno y Beltrán tuvieron claro que había que vender. Por otro lado, Simoneta y Fernando, los hijos que más cerca estuvieron de Doña Pilar y que más tiempo pasaron con ella en los últimos años de su vida, no estaban a favor de deshacerse de todo.Sin embargo, finalmente hubo un acuerdo entre los cinco y se optó por vender. Como señala Vanitatis, los Gómez-Acebo quieren desprenderse del chalé de Puerta de Hierro (Madrid) en el que vivió la Infanta Pilar, así como la casa de la urbanización Sol de Mallorca de Calviá en el que la hermana del Rey Juan Carlos pasaba los veranos y en ciertos momentos varios meses al año.
Los Gómez-Acebo deshacen así la unión a través de sus propiedades, aunque no del todo. Les seguiría uniendo San Jacobo SL, desde la que se administra el patrimonio de la familia. Además, les quedaría un inmueble en el madrileño barrio de Salamanca que fue adquirido en 1999 y que destina sus 300 metros cuadrados a oficinas. La mejor opción para todos
Con todas estas ventas todos deberían estar conformes, aunque la situación de los hermanos es distinta. Los cuatro mayores tienen sus propias viviendas, pero no así el pequeño, Fernando Gómez-Acebo, que vivía con la Infanta Pilar desde que se separó de Nadia Halamandari. El aristócrata se había casado con la griega en 2016, año en el que nació su hijo Nicolás. En 2017 se separaron definitivamente.
Así, Fernando Gómez-Acebo se negaba a vender al menos la casa de Puerta de Hierro porque para él era su hogar, mientras que para Simoneta Gómez-Acebo se trataba más del valor sentimental de la casa familiar. Los hermanos hicieron saber a Fernando que debía correr él solo con los gastos de la vivienda. Al ser demasiado caro, el menor de los hijos de la Infanta Pilar decidió que lo mejor era buscarse otro lugar para vivir y vender a pesar de la pena que le da tener que marcharse de allí.