La trágica muerte de Álex Lequio a causa de un cáncer a los 27 años ha llenado de dolor a sus padres, a su pareja, sus hermanos, abuelos y a los muchos tíos y primos que tenía el fallecido. Los más afectados son Ana Obregón y Alessandro Lequio, que están destrozados por la muerte de su vástago. Perder a un hijo es lo peor que le puede pasar a unos padres, y más todavía a una edad tan temprana.
Al menos, les queda el consuelo de sentir el cariño y afecto de sus familiares y amigos, así como de toda España, que lamenta la prematura pérdida de su hijo. Entre esos familiares se encuentra los parientes regios que tenía por línea paterna. Álex Lequio tenía sangre real como tataranieto de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, lo que le hace estar emparentado de forma más o menos cercana con la Familia Real Española y más lejana con otras Casas Reales de Europa.
Es por eso, que además de haberse sentido tocados como el resto de la sociedad española, los miembros de la Familia Real han sentido la muerte de Álex Lequio al ser uno de sus parientes. Por ello, como señala Vanitatis, los Reyes Felipe y Letizia, así como los Reyes Juan Carlos y Sofía, han dado el pésame a Alessandro Lequio y Ana Obregón. Un consuelo que seguro que han agradecido. También les envió el pésame María Zurita, prima segunda de Alessandro Lequio al igual que Felipe VI.
Unidos por la sangre real
Aunque la relación entre el Conde Lequio y la Familia Real era ya prácticamente nula, durante años, los Reyes Juan Carlos y Sofía tuvieron trato con Sandra Torlonia, prima hermana de Don Juan Carlos y con el propio aristócrata, al que llamaban Dado en familia. Sus escándalos le alejaron de la órbita de la Familia Real, y esta desgracia ha vuelto a reencontrarles.
El vínculo que les une son los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, padres del Conde de Barcelona y de la Infanta Beatriz. El exilio llevó en 1931 a la Familia Real fuera de España. El Monarca destronado se instaló en Roma con sus hijas, entre ellas la Infanta Beatriz, que llegó a ostentar el segundo lugar en la línea sucesoria después de las renuncias de sus hermanos mayores Alfonso y Jaime y hasta que el Conde de Barcelona fue padre de la Infanta Pilar en 1936. En 1935, Doña Beatriz se había casado con Alessandro Torlonia, V Príncipe de Civitella-Cesi. A pesar de su título, debido a que era de rango menor, la Infanta Beatriz renunció a sus derechos sucesorios, por lo que su descendencia, entre ellos los Lequio, no ostentan lugar alguna en la línea de sucesión al Trono de España.