Los Borbones no pensaron tener que volver a reunirse tan pronto por un hecho trágico, pero lamentablemente así fue. El 12 de agosto de 2024 moría en Mallorca Juan Gómez-Acebo, segundo hijo de la Infanta Pilar. El Vizconde de la Torre sufría un cáncer que le fue diagnosticado poco después de la misa funeral de su hermano, y ya nada se pudo hacer por su vida.
Los Reyes Felipe y Letizia, muy cómplices
Don Felipe y Doña Letizia, vestidos de negro, iban cogidos del brazo mientras caminaban hacia el templo entre vítores. Ya cerca de la puerta se soltaron para poder saludar mejor. Allí les esperaban los hermanos Gómez-Acebo, como la última vez, solo que en esta ocasión ya no estaba el mayor de los hijos varones de los Duques de Badajoz.
Los Reyes saludaron con mucho afecto a sus primos, a los que consolaron y con los que tuvieron una pequeña charla antes de entrar. La relación entre Don Felipe y Simoneta, Bruno y Beltrán Gómez-Acebo es excelente, sobre todo con este último, una persona muy cercana para el Monarca.
En el caso de Doña Letizia, su trato con los Gómez-Acebo es cordial. Como hizo en el funeral de Fernando Gómez-Acebo, en aquella ocasión con el broche, Doña Letizia dejó claro que es la Reina de España con sus joyas. Esta vez con el collar de perlas de la Reina Isabel II perteneciente a las joyas de pasar.
Previamente habían llegado la Infanta Margarita, Carlos Zurita y sus hijos Alfonso y María Zurita, así como Froilán y Victoria Federica, que aparecieron juntos. No faltó la Reina Sofía, que llegó con su hija, la Infanta Cristina. Les acompañaron también tres de sus hijos, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin. Se vio al jugador de balonmano muy atento y cariñoso con Doña Sofía, así como a Miguel e Irene Urdangarin mostrando su gran complicidad fraternal.
No hubo ni rastro de Juan Urdangarin, que tras la falsa noticia de su mudanza a La Zarzuela, ha preferido salir del foco mediático y quedarse en Reino Unido, donde reside y donde espera pronto a su hermana Irene.
El Rey Juan Carlos arribó a la Catedral Castrense antes de que lo hicieran Don Felipe y Letizia, como dicta el protocolo. El Rey Emérito se dirigió a sus sobrinos Gómez-Acebo, a los que siempre ha querido y protegido, antes de entrar en el templo con la Reina Sofía.
Asimismo, en el grupo familiar estuvo Alexia de Grecia, que aunque no tiene parentesco con Juan Gómez-Acebo, como primo de sus primos le conocía y le trató, sobre todo en su juventud, por lo que acompañó a Cristina de Borbón en este trance.
Los Gómez-Acebo y la última pareja de Juan Gómez-Acebo, Teresa Véret, estuvieron arropados por Teresa de Borbón-Dos Sicilias, su hija Beatriz Moreno y sus nietos Juan Urquijo, pareja de Irene Urdangarin, y Teresa Urquijo, mujer de José Luis Martínez-Almeida, Alcalde de Madrid.
Los Borbón-Dos Sicilias estuvieron representados también por el Duque de Calabria, su madre, Ana de Orleans, su hermana, Cristina de Borbón-Dos Sicilias, y su cuñado, Pedro López-Quesada. A la Catedral Castrense se desplazaron además Konstantin de Bulgaria y María García de la Rasilla, Beatriz de Orleans o Blanca Suelves.
En cuanto a la Infanta Elena, fue la otra notable ausencia junto a Juan Urdangarin, aunque teniendo en cuenta que la Duquesa de Lugo y Juan Gómez-Acebo eran primos hermanos, su falta se sintió más. Por supuesto a la Infanta Elena le habría gustado ir a la misa funeral, pero tenía que estar en París para la clausura de los Juegos Paralímpicos como Presidenta de Honor del Comité Paralímpico Español.