El atípico verano que está viviendo la Familia Real Española en Mallorca también tiene pinceladas de normalidad, pues a pesar de las ausencias y de las marchas precipitadas, dos de los miembros más jóvenes continúan con la tradición regia.
Como cada año, Felipe Juan Froilán y Victoria de Marichalar han acudido al curso de vela que suelen realizar en Mallorca entre finales de julio y principios de agosto. De este modo, los nietos reales siguen practicando un deporte que adoran y que llevan en la sangre.
La Reina Sofía y la Infanta Elena acompañaron a los niños hasta el lugar donde tiene sus instalaciones el club donde se les imparten las clases. Allí saludaron a los responsables y se despidieron de los niños, que tomaron su propio camino y se pusieron manos a la obra.
Felipe, muy recuperado del accidente que sufrió la pasada Semana Santa, enseguida dio muestras de las ganas que tenía de volver a las clases y de hacerse a la mar; al igual que su hermana Victoria, que además estuvo departiendo con unas niñas.
La Familia Real Española es muy aficionada a la vela, un deporte que practican habitualmente y que incluso les ha llevado a ser olímpicos, pues tanto el Príncipe Felipe como la Infanta Cristina han participado en los JJOO con el equipo español de vela, e incluso tuvieron el honor de ser abanderados.
La corta estancia de los hijos de los Duques de Palma
El descanso estival comenzó con la llegada de la Reina Sofía a Marivent, después aterrizaron la Infanta Elena y sus hijos y finalmente lo hicieron los vástagos de los Duques de Palma. Durante dos días, la Familia salió a navegar a Cabrera a bordo de la Somni, donde todos los primos disfrutaron del sol, del mar y de su mutua compañía.
Sin embargo Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarín tuvieron que irse de la isla y dar por terminada su estancia en Mallorca, pues los Duques de Palma celebraron una cena en su casa de Barcelona con motivo de la onomástica de Iñaki Urdangarín a la que sus hijos tenían que asistir.