Dos renuncias y un cuadro de estrés
Lo que también se da por hecho es que la hija mayor del Príncipe Akishino ha realizado dos renuncias. La primera es que no se casará siguiendo los ritos y tradiciones nupciales de la Casa Imperial Japonesa. La segunda y no menos importante es que ha declinado la dote que el Estado ofrece a las princesas niponas que al casarse con personas sin sangre real deben decir adiós a su título y su posición en la Familia Imperial. La Princesa Mako tenía derecho al equivalente a 1,16 millones de euros, pero ha dicho no. Con esta doble decisión, la sobrina del Emperador rompe una tradición que han seguido las demás princesas desde la II Guerra Mundial.
Se ha sabido también que la Princesa Mako ha sufrido un cuadro de estrés. Su salud mental ha sufrido mucho debido a la exposición a informaciones negativas sobre ella, Kei Komuro y también sobre la Familia Imperial y la familia de su prometido. De acuerdo con un portavoz de la Casa Imperial, la Princesa Mako tenía miedo no solo de no poder casarse con el hombre al que ama, sino que no lograra tener una vida tranquila y feliz si conseguía contraer matrimonio.
El motivo de toda su angustia fue una deuda contraída por la madre de Kei Komuro. Se trataba de un dinero solicitado para pagar los estudios de su hijo y que no habría devuelto. La madre de Komuro decía que se trataba de una donación de su entonces pareja, mientras que él lo negaba y aseguraba que se trataba de un préstamo que se tenía que devolver. Esta situación puso en un compromiso a la Familia Imperial y por tanto se decidió que no habría boda hasta que el conflicto se solucionara, algo que por fin se logró solventar. el Príncipe Akishino declaró públicamente que la boda debería celebrarse y que se había dado el consentimiento requerido. Y así, prometidos desde 2017, Mako de Japón y Kei Komuro podrán casarse como deseaban.