Pese a la popularidad de la que gozan tanto el Rey Guillermo Alejandro de Holanda como su esposa, la Reina Máxima, nada ha podido evitar que se levanten voces críticas contra las recientes noticias en las que la Familia Real de Holanda se ha visto envuelta.
La primera de ellas es en referencia a la mudanza del Rey y su familia al Palacio de Huis Ten Boch (La Haya) el pasado domingo 13 de enero. Se trata de la residencia oficial de los Reyes de Holanda desde el siglo XVII, pero la última en habitarla fue la madre del actual soberano: la Princesa Beatriz. Tras su abdicación en 2013 se inició un periodo de rehabilitación de las instalaciones para adaptarlas a los gustos de sus futuros inquilinos.
Estaba previsto que las obras finalizasen en 2016, pero la realidad es que el proceso se ha demorado y a día de hoy, ya con la Familia Real instalada allí, todavía no ha concluido. Se prevé que todo esté listo antes del verano, pero el problema es que todo ello ha derivado en un aumento del presupuesto: en total la obra ha costado 63 millones de euros. Una cifra que ha levantado muchas críticas, ya que según la prensa holandesa supone 30 millones más de lo pactado inicialmente. Es decir, más del doble.
Una subasta poco apropiada
Por si esto no fuera suficiente, los Orange-Nassau tienen otro frente abierto por culpa de uno de sus miembros tradicionalmente más discreto. Se trata de la Princesa Cristina, tía del actual soberano, quien ha decidido poner en venta un dibujo de Rubens a través de la casa de subastas Sotheby's por un precio que oscila entre los 2 y los 3 millones de euros.
La problemática de su decisión radica en que, tal y como han declarado fuentes gubernamentales a la revista Vanity Fair: " Se le reprocha que no lo haya ofrecido primero a alguno de los museos nacionales ". La cuestión ha llegado incluso al Parlamento, aunque el Primer Ministro " ha rechazado inmiscuirse en lo que considera un asunto estrictamente privado ". ¿Cómo saldrán de esta?